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jueves, 27 de enero de 2011

MIGUEL MONTOYA (El Ratón)


Biografía de Miguel Montoya (El Ratón)

Por la parte posterior de la Casa de la Cultura en la ciudad de Bello, hay una calle que conduce al barrio Pérez, y cuando usted se adentra en este barrio, encuentra un pequeño parque y en la cuadra superior de ese parque existe —en la mitad de esta—, la biblioteca de la Acción Comunal; el hombre que atiende esta biblioteca o mejor, quien la administra, es Miguel Montoya, una persona culta, educada, de vestir sencillo pero que luce muy bien, que usa una infaltable cachucha de paño o tela, y que nadie en Bello identifica por su nombre de pila, sino como "El Ratón".

Dos días atrás de mi visita a esta biblioteca, yo lo había lla­mado telefónicamente, y cuando le conté sobre mi proyecto do escribir algo sobre la música parrandera, creyó que le estaba to­mando el pelo, y que tal vez era uno de sus amigos de charla —porque hablar con Miguel Montoya, es prácticamente una sola risa—, pues este hombre es de una simpatía extraordinaria; en­tonces me dijo por el teléfono:

—Sí hombe, entonces seguí hablando, que yo te creo mu­cho; ¡vos si me crees a mí bien güevón, no!

Pero después de identificarme plenamente, "El Ratón" se sintió muy apenado, estuvo muy dispuesto a colaborarme, y tal vez fue el compositor que posteriormente más se interesó por mi proyecto; Miguel Montoya fue fundamental en la realización do este trabajo.

Cuando uno dialoga con este personaje, es muy fácil adivi­nar el porqué sus composiciones tienen ese sabor y ese picante; "El Ratón", es optimismo, alegría, risasy gusto por la vida; y con su gran amabilidad y simpatía, esto me relató:

"Yo nací en Titiribí—un pueblito pequeño así como yo—, en septiembre de 1939. En aquel tiempo todos los padres se opo­nían a que uno cogiera la música; y cuando los míos se dieron cuenta de que yo estaba en ella, me advirtieron:

—Cuidadito te metes a músico, que esos no son sino bebe­dores, parranderos, mujeriegos y trasnochadores, y nosotros que­remos es levántate bien levantao.

Entonces yo pa' tocar la guitarra tenía que ser al escondido; los primeros tonos que yo aprendí, tuvieron que ser lejos de mi casa, pues si se enteraban me ganaba mi 'pelita'.

Mis padres llamaban, Ana Felisa y Jesús María, y ambos eran Montoya; mejor dicho, yo soy primo de mi mamá, porquo ellos eran primos; nosotros fuimos 13 hermanos, murieron 7 y quedamos 6; el hogar era muy humilde aunque mi papá trabajaba de empleado, pero éramos muy humildes.

A mí —gracias a Dios— me gustó mucho estudiar, tocó hacer la primaria allá en Titiribí, luego vine a Medellín y terminé mi bachillerato; después seguí con la música y empezó mi papá con su cantaleta de que no debía ser músico.

La música en los pueblos —como es bien sabido—, es la carrilera y la parrandera; entonces en las fonditas o cantinitas donde yo iba, escuchaba mucho a LOS RELICARIOS, José Bedoya, Agustín Bedoya, y yo envidiaba esta forma de tocar y de cantar y pensaba en algún día conectarme con ellos, y me decía:

—Hombe, ¡qué bueno uno ser como ellos!

Yo no es que esté en la gloria, pero yo miraba un poco leja­no el ser amigo de ellos; y fíjese que actualmente hasta he sido guitarrista de LOS RELICARIOS.

Yo creía en el Niño Jesús; entonces en un diciembre la gente me preguntaba:
—Miguel, ¿qué le estás pidiendo al Niño Jesús?
— ¡Una guitarra!, ¡una guitarra!

Entonces mi mamá me decía:

—Vea Miguel, no pida eso que'l Niño Jesús no trae cosas malas.

Ella seguía pues con su idea de que la música era mala cosa; entonces cuando el Niño Jesús me traj o un anillito, yo me puse a llorar; pero no me aguanté y me fui donde un constructor de gui­tarras que había en Titiribí, y le dije:

—Señor, yo le cambio este anillo auna guitarra.

Como yo era un menor de edad, respondió:

—Yo con usté no puedo hacer negocios, pídale permiso a su papá.

—Yo ya le dije a mi papá.

— ¿Seguro?

— ¡Claro que sí!

Yo guardé mi guitarra, pero bien escondida; y cuando ellos se acostaban entonces y o practicaba mis tonitos, hasta que un día notaron que me faltaba el anillo y me preguntaron por él; yo dije que se me había perdido, me pegaron, y tuve que decir que lo había cambiao por una guitarra; y dice mi padre:

—Saque la guitarra y vamos donde el señor que se la cambió.

Llegamos al almacén:

—Don Pedro, usté se puso a negociar con un menor de edad, así que aquí le traemos esta guitarra y usté me hace el favor y le devuelve el anillo a mi hijo.

Y entonces Don Pedro, tuvo un gesto, que yo jamás en mi vida olvidaré, pues le dijo a mi padre:

—Vea, le devuelvo el anillo; y la guitarra se la regalo a su hijo, porque a ese muchacho le veo yo tanta afición al instrumen­to, que estoy seguro que algún día, va hacer alguna cosa en la música; ¡y se acordará de mí!

Entonces desde ahí, a mi papá le dio remordimiento y acep­tó que yo practicara, pero lo cruel es que cuando él murió, yo todavía no había grabao el primer disco; en cambio a mi mamá si le di una serenata un día.... y se puso a llorar.

Posteriormente el fabricante de guitarras se vino a vivir a Bello y me dio muchas clases a mí, pues él también tocaba; era do apellido Ramírez y prácticamente fue mi primer maestro.

Cuando en Titiribí yo ya sabía tocar un poco, fui formando un grupito con los que sabía que tocaban; recuerdo que en ese tiempo Jaime Llano González—que es de allá—, daba serenatas con acordeón, y José González, el autor de AMO MUCHO TUS OJOS, también de Titiribí, muchas veces me acompañaba con el tiple, y llegué a dar serenatas con él; yo era un serenatero en mi pueblo, me buscaban mucho y tuve el trío LOS ÁRABES, con Jairo Gómez y Alfonso Restrepo.

Yo me vine para Medellín en 1955 y llegué a vivir a Bello; en ese tiempo me llevaron para el cuartel, regresé y entré a trabajar a Fabricato; en esa empresa conocí a José Muñoz el de LOS RELICARIOS, pues éramos vecinos de sección; él vio mis aptitudes y que ya sacaba versitos, entonces quiso colaborarme, José Muñoz y Gildardo Montoya fueron mis padrinos musicales, ellos fueron quienes me llevaron a grabar, y tengo esa deuda de grati­tud con ellos.

Cuando yo me entrevisté por primera vez con José, ya no estaban LOS BELLADINOS, y sólo eran LOS RELICARIOS; en cierta oportunidad yo les contacté un 'toque' en una heladería de Envigado que llamaba La Casita Aquella, y me pidieron que los acompañara, así que yo fui de los primeros acompañantes que tuvieron LOS RELICARIOS; incluso yo grabé con ellos varios discos.

Claro que yo en Bello no me inicié con LOS RELICARIOS, pues en ese tiempo que hablé con José Muñoz, yo tenía un trío— me han gustao mucho los tríos—, y se llamaba EL TRIO ALBÁN, Reinaldo García, Gilberto González y yo, que fuimos muy popu­lares ¡y nos sacaban en la prensa y todo eso!

Después tuve otros tríos y duetos; la correría mía en la músi­ca ha sido bastante extensa, pero lo que pasa es que'l trago es el que no me ha dejao; muchas veces no fui a una grabación, toma­ba mucho.... o me pedían letras las casas disqueras y como esta­ba enguayabao, no las llevaba y quedaba mal; me llegaron a de­volver de las casas disqueras, pues tocaba el timbre y me veían tan borracho, que me devolvían; todos los que me conocieron me dicen que yo pude haber llegao más adelante.... claro que y o ten­go la esperanza de que todavía puedo vivir otros dos añitos más, ja, ja, ja.

El primer disco parrandero que yo compuse se llamó EL PEREZOSO, y me lo grabó José Muñoz en Codiscos en 1966; luego José me presentó a Gildardo Montoya, pues eran muy ami­gos; a Gildardo —cuando murió—, yo lo lloré como si hubiera sido un hermano, y él era quien me decía que admiraba la 'chispa' que yo tenía, y me animaba a que siguiera y le 'parara bolas' a la música; Gildardo me grabó un disco llamado SEGURO QUE SI, otro titulado LAS TROVAS DE MI ABUELITO, que están en el L.P. del GITANO GROSERÓN.

Yo sólo toco la guitarra, y eso que no la toco, sino que me­dio la 'surrungueo' ahí; nunca he sido puntero, sólo he sido marcante.

Yo fui amigo de Leonel Ospina, que era un elemento ante el cual había que quitarse el sombrero, pues era cantante, guitarrista y arreglista maravilloso.

A mí me llaman 'El Ratón', desde que trabajaba en Fabricato, pues a un compañero se le metió que yo me parecía al boxeador mejicano Ratón Macías, en una película que él había visto, y me dijo:

—Te voy a poner 'El Ratón'.

Y a todo mundo le dijo, y actualmente me conocen más por 'El Ratón'; yo llego a una casa disquera y todos comienzan a 'rañiar' por allá; incluso en una reunión de SAYCO, me dice Mario Tierra:

—'Ratón', vení

Yo creí que me iba a decir algo interesante, cuando me pre­gunta:

—'Ratón', ¿a vos quién te puso Miguel?

Yo tengo 362 composiciones grabadas y seis inéditas; pero no sólo tengo música parrandera, pues yo también hago otra cla­se de melodías; a mí me han grabao LOS CAMINANTES, Rómulo Caicedo, LAS TRIGUEÑITAS, incluso tengo por ahí un numerito que está pegao y es un corrido que llama NO ME CE­LES; me han grabao muchos duetos y músicos parranderos tam­bién; claro que me he inclinado más a la parrandera, pero since­ramente buscando el centavo,y además yo tengo la 'chispa' para la parrandera, que es más comercial.

Yo para componer me he pegao mucho de 'tiros' que oigo por ahí, cosas que me han pasao; por ejemplo, una vez hice yo un viaje con el Maestro Elkín Pérez —gran guitarrista—, quien me invitó al pueblo de él que es Entrerríos; y cuando ya regresába­mos nos tocó en un bus lleno de gente, que uno no podía ni mover los ojos, pare aquí, que suba la leche, acelere allá; y entonces me dice el Maestro:

—Hombe 'Ratón', ¿te estás durmiendo pues?, saca un tema sobre este viaje.

Y entonces se me ocurrió EL LAMENTO DEL PASAJERO, que es bastante popular.

SEGURO QUE SÍ, fue un encargo de Gildardo Montoya, quien me dijo que le hiciera unas trovas similares a DELE POR AHÍ.

— ¿Vos por qué me pedís canciones a mí, si vos tenés más 'chispa' que yo Gildardo?

—Es que te quiero grabar unos discos a vos hombe.

—Bueno, yo voy hacer los temas.

Entonces me dijo:

— ¿Seguro que sí?

Y le contesté:

—SEGURO QUE SÍ; y así se llamó la canción.               

Cuando yo tomaba trago, había una ventica, de esas que le sirven el aguardiente a uno por ahí por fuera; yo estaba en esa barra con varios amigos, y entre ellos, una señora que cada que nos servían era acosando.

— ¡Quihubo pues 'Ratón'!, a lo que vinimos pues, ¡a lo que vinimos!

Y así compuse A LO QUE VINIMOS, que lo grabó Agustín Hedoya.

La mayoría de las mujeres dicen que los músicos somos muy mujeriegos; y hubo un tiempo en que yo llegaba muy tarde y mi mujer se puso muy celosa, con dudas y carajadas; y esto me dio para sacarle un tema a ella, que se llama NO ME CELES, hecho en ritmo de corrido.                                                            

En mi casa, mis hijos apoyan mucho mi trabajo, y cada que me graban algún tema, me piden que se los regale y me animan a componer más.

Guillermo Buitrago para nosotros es el padre de la música parrandera, aunque el estilo de él es más llamativo y el de noso­tros es más 'cachaco'; incluso José Bedoya una vez me decía, que él quiso seguir la misma línea de Buitrago; nosotros —po­dríamos decir— que somos seguidores de Buitrago.

Yo conocí a Antonio Posada; era un señor muy formal, muy amable.... y era culebrero.

Yo me he presentao en RADIO NUTIBARA, RADIO PAISA, LA VOZ DE LAS AMÉRICAS, y me ha entrevistao LA EMISORA DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA.

Las casas disqueras cuando lo van a liquidar a uno, le dicen:

—Se vendieron 10.000 discos.

¿Y cómo dice uno que no?; uno no tiene ningún control so­bre eso, pero yo vivo agradecido con las casas disqueras, pues muchas veces lo llaman a uno pa' que grabe.

Yo he admirao mucho a los Bedoya, y siempre quise que ellos grabaran mis canciones; y gracias a Dios, me han grabao bastantes discos, todos tres. A Leonel Ospina también lo he admirao bastante, pero cuando yo quise tener una relación musi­cal, él ya estaba muy enfermo. Gildardo Montoya, era cosa apar­te, y también me grabó más de un tema; claro que él no necesita­ba los míos, pues en media hora Gildardo le fabricaba a usté dos obras, cosa que no hago yo, pues me quedo 15 días borrando y volviendo a escribir.

A mí me han grabao además, Gustavo Quintero, el grupo OLA VERDE de Méjico, Roberto Pulido y LOS CLASICOS, Willy Quintero de Venezuela, EL COMBO CANDELA, EL COMBO DORADO, LOS RELICARIOS, Rómuto Caicedo; otros más.

Gustavo Quintero para la Sony International, me grabó un tema que se llama QUE PEREZA; la Sony saca un disco con una melodía de cada país, y para mí fue un orgullo que el tema mío —cantando Gustavo Quintero—, fue el representativo de Colombia.

El primer tema que me grabó José A. Bedoya se llama EL GALLO DE ELENA, y después me grabó LA TERCERA EDAD; Agustín Bedoya me grabó A LO QUE VINIMOS, LOS NOMBRES RAROS y EL APELLIDO DE LOS ANIMALES; Joaquín Bedoya me grabó EL INTERESADO; y con Joaquín yo tuve un dueto que se llamó LOS MISTERIOSOS.

Rómulo Caicedo es un hombre muy educado, muy buen amigo, y me ha grabado algunas rancheras; el conducía bus para el barrio Robledo y en una carátula de un disco, estamos él y yo en el bus que manejaba.

El grupo OLA VERDE me grabó LAS VISITAS, una can­ción que habla de las visitas cansonas. LOS CLÁSICOS DE PUERTO RICO me interpretaron un tema que llama LA CASTIGADORA, y lo más tenaz es que allá figura como de otro compositor, se lo robaron y yo no puedo hacer nada, porque los abogados me dijeron, que de un país a otro no se puede deman­dar, que la demanda la puede poner solamente un abogado resi­dente allá; ¡y yo qué voy hacer!

Yo vivo agradecido de las disqueras.

La música parrandera tuvo un tiempo de mucho triunfo, y luego se apagó, pero ahora, de nuevo la están reviviendo.

Yo no he tenido problemas con la Curia, y solamente una vez un cuñao que vino de Caramanta me dijo:

—Si vieras cómo 'rajó' el cura de Caramanta, del tema tuyo SEGURO QUE SÍ, que era propio de compositores mediocres que sólo vivían de la vulgaridad.... y tal cosa.

Yo le comenté que eso era propaganda gratuita, pues la gen­te seguramente lo iba a comprar para ver qué era lo que decía.

Yo casi siempre le hago letra y música a mis canciones, pero algunas veces me he aliado con José Muñoz, Agustín o Joaquín Bedoya, que no deja de ser un orgullo para mí.

El bar Canadá era un tertuliadero muy bueno y allí se reunían músicos no sólo parranderos, sino de todo tipo de música; allí traté yo a Noel Ramírez a quien he admirado mucho; también vi allí a Luis Carlos Jaramillo, que era bastante llenadorcito; en ge­neral en aquella época, había muy buen compañerismo y los artis­tas más elevados, muchas veces celebraban nuestras canciones parranderas y jamás yo vi burlas o algo parecido.

La 'chispa parrandera' no viene de José Muñoz y yo, noooo, ya antes estaba el 'Mono' González, LOS TUMAQUEÑOS, Antonio Posada y otros más.

Yo admiro mucho a Arturo Ruiz del Castillo, pues grandes éxitos cantados por Leonel Ospina, han sido de él, aunque con el seudónimo de PANCHO DEL PRADO.

Los mejores punteros de guitarra que yo conocí fueron Leonel Ospina, José A. Bedoya, Ernesto Castañeda y Manuel Suescún que es un punterazo y polifacético, pues varios tangos que me grabó EL RELICARIO a mí, los puntea él.

El bajista número uno en la música parrandera fue Don Jesús Vanegas; y otro digno de mencionar es Don Luis Eduardo Gutiérrez. En los bongoes siempre nos acompañó Jairo Gómez.

Uno de los músicos que yo más admiro y estimo es a Miguel Ángel Nova, pues para él es lo mismo, puntiar, acompañar, mar­car o tocar bajo, mejor dicho, toca de todo.

El taller más grande de la música parrandera, fue el que sur­gió en Bello, LOS RELICARIOS, LOS BELLADINOS, José Bedoya, EL RELICARIO, Miguel Montoya, Neftalí Álvarez, Agustín Bedoya, José Muñoz y otros; pero ninguno es de aquí.

Las casas disqueras estaban muy remisas para grabar can­ciones parranderas, pero —lo repito—, ahora hay un resurgi­miento de esta música, gracias a la publicidad hablada y escrita.

Mis temas han sido grabados en Codiscos, Fuentes, Sonolux, y la mayoría los tengo en Victoria, pero también tengo en discos Colombia, Ondina, Metrópoli, F.M. de Bogotá, Sony, en Vene­zuela Veneboxy en Puerto Rico discos Falcón.

En música parrandera yo nunca he tenido conjunto; pero eso es rentable, y sobre todo en los pueblos gusta mucho la parrandera.

En Colombia vivir de la música —y no sólo la parrandera— es muy difícil, ¡pero muy difícil!; y es que la música es caprichosa y a veces la canción que uno menos cree es la que más se vende, o viceversa; cuando yo hice SEGURO QUE SI, nunca pensé que podía ser éxito, y sin embargo es de los que más he vendido; en cambio cuando se grabó QUE PEREZA por Gustavo Quintero, pensé que sería un 'palo'.... y no pasó nada raro.

A mí me grabaron un disco LOS RAROS —José Muñoz y Joaquín Bedoya—, un tema que llamé EL MUERTO VIVO; y hace unos meses me entregaron en SAYCO una buena suma de dinero, proveniente de la Argentina, pues lo grabaron allá y yo ni siquiera sabía que andaba por esos lados; ese número trata de un tipo que se hace el muerto para ver quién se alegra de su muerte, quién lo llora; eso se me ocurrió en un velorio:

Por ver si hacía falta una vez me hice el muerto
 y de gente la casa se llenó en un momento.

Mi suegra se arrimó y se hacía rezando
y era una maldición lo que me estaba echando....

Es un tema cómico, pero no tiene nada de doble sentido.

Yo todavía compongo y quisiera hacer bastante más por la música.

Agustín Bedoya es un amigo maravilloso, todo lo vuelve char­la, es muy buena persona, un amigazo; esos Bedoya todos son muy buenos amigos; yo grabé con Agustín música fría, rancheras y corridos, para la Industria Nacional del Sonido.

Admiro mucho a músicos como Luis Uribe Bueno, León Cardona o Héctor Ochoa, y me gusta pegarme a ellos, pues se aprende bastante estando al pie de estos personajes.

Desgraciadamente entre los músicos, existe la envidia.

 Yo no soy de academia, todo lo hago a oído.

Yo siempre cargo un papelito en blanco, y a veces voy en un bus o por cualquier parte y se me viene la idea o el tema en refe­rencia; lo anoto y en la casa lo acabo de pulir.

Anri me tocaron las famosas 'demostraciones'; incluso cuan­do yo recién empezaba, me tocó hacerle una 'demostración' a Don Otoniel Cardona —dueño de discos Victoria—; y yo con mi guitarrita.... y con esa pena; casi no empiezo, pero al fin Don Oto me aceptó el tema, se lo dieron a EL RELICARIO para que lo cantara, se llama EL VIEJO ALEGRE, que se vendió mucho en el Valle del Cauca. Muchas veces uno llevaba una canción a una disquera y se la rechazaban; pero al tiempo volvía y la llevaba y el director artístico preguntaba:

—Hombe, ¿esa canción vos ya no la habías traído aquí?

—Sí, pero es que le cambié la letra.

Sin uno habérsela cambiado; y se la grababan, donde antes la habían rechazao. Otra cosa común, es que uno llevaba seis temas a una disquera y se los rechazaban todos, y se iba para otra disquera y se los aceptaban todos.

—¡ Hace tres años que no me tomo un trago!".

5 comentarios:

  1. https://www.youtube.com/watch?v=jnuk4JV7VxE
    Miguel Angel Montoya "El Raton" es un interprete y compositor antioqueño que vive por su familia, su guitarra y su tradicion Antioqueña ..... un personaje Hecho en Antioquia.

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    1. Lo conozco personalmente es muy divertido hablar con el lo admiro por su forma de ser 🙏🏼🎄❤️Dios lo bendiga don Miguel ojalá dure muchos años mas🙏🏼

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