Biografía de Antonio Colorado
Si usted va hasta Itagüí —población ubicada en el Valle
de Aburra y vecina de Medellín—, encontrará además de su industria y su
floreciente comercio, en el centro de la ciudad, un plácido y hermoso parque,
al lado del cual está la iglesia católica principal. En el atrio de la iglesia
—todos los días, y como en los tiempos de Cristo—, muchos comerciantes venden,
desde casas hasta el popular juego de chance; uno de estos señores que vende
chance se llama Antonio Colorado, y es un hombre robusto, de regular estatura,
moreno y con una cultura y amabilidad extraordinaria; cultura que se la
quisieran la mayoría de nuestros 'ilustres' ciudadanos.
Por medio del gran coleccionista de la música
parrandera Don Mauricio Abad, conocí a Don Antonio Colorado, quien con su
amabilidad característica, esto me refirió:
"Yo nací el 18 de enero de 1931 en el
municipio de La Estrella, y me inicié en la carrera artística en 1952,
grabando para discos Zeida de Codiscos, que en ese entonces quedaba en el
quinto piso del edificio Roca, que estaba ubicado en Medellín, en la carrera
Junín entre Ayacucho y Colombia; allí hice —como le digo— mi primera grabación,
letra y música mía y 'demostrada' por mí mismo.
Después de este inicio, entonces Don David Ocampo —técnico
de la empresa en esa época—, me dijo:
—Antonio,
yo necesito que usted vaya y se le presente a Don Arturo Ruiz del Castillo, que
es autor de muchas obras y muchas letras de música bailable; vaya y se le
presenta en un taller que él tiene llamado Taller Unión, y que está ubicado en
Palacé entre San Juan y Maturín; este señor le puede dar material para que
usted haga nuevas grabaciones.
Así lo hice, y de esta manera yo me inicié; me le
presenté a Don Arturo Ruiz del Castillo y me empezó a montar unos números,
como por ejemplo unos que fueron muy mencionados: CANTA EL GALLO, BAILANDO EL
VACILÓN, LA NIÑA EXIGENTE, EL JARDINERO, etc., etc., etc.; todos esos temas se
hicieron en discos Silver y en compañía de Leonel Ospina y Consuelo Pérez.
Un poco más adelante volví a grabar con mi casa disquera
inicial Zeida, y allí interpreté: EL DIABLO ANDA SUELTO, LINDA MORENA, EL MICO
DE ZOILA, LA HIJA DE MARÍA ANTONIA que es composición mía, y BAILE DE NOCHE
BUENA; bueno, en fin, así por el estilo.
Posteriormente pasé a grabar en discos Ondina de Don
Rafael Acosta; allí volví a grabar composiciones de Don Arturo Ruiz del
Castillo, como: LA PIEDRA, EL NIÑO PREGUNTÓN, LA ESTERA y una cumbia, que como
esto sucedió hace tanto tiempo, ya no recuerdo cómo se llama.
De estas empresas conocidas, pasé a grabar
a discos Colombia, donde hice temas de mi propia autoría, como: JUGANDO
PARQUÉS, EL EXIGENTE, EL BORRACHO NACIONAL, SE ROMPIÓ LA OLLA y etc., etc.,
etc.; mejor dicho, todos fueron por el mismo estilo.
En total, yo hice 37 discos, que equivalen a 74
grabaciones.
Arturo Ruiz del Castillo es un compositor de hace
muchos años; incluso él fue el autor de un tema muy viejo llamado ENTRE
CALI Y MEDELLÍN, pero él ha compuesto cantidades y cantidades de canciones que
han sido éxito; cuando yo lo conocí, el podía tener unos 40 años, porque hoy
por hoy el hombre tiene 82, pero siempre sigue haciendo todo tipo de música, es
un compositor muy prolífico. Él le compuso mucha música a Leonel Ospina, como
fue: LA JALEA, EL PONQUÉ y muchas otras; de Don Arturo también cantaron
canciones los Bedoya, Noel Petro y muchos pero muchos más; Don Arturo no es
músico, o yo no lo he visto tocando instrumentos, pero tiene esa gran capacidad
de componer; y una cosa importante es que fuera de que él hace la música, a
todas las canciones les pone la letra; fíjese que él llegaba donde estaba el
conjunto que iba a interpretar un tema y
decía:
—Márqueme
el tono.
Por ejemplo conmigo fue así, con EL TRIO PALMAR, que eran
tres guitarras acompañadas de guacharaca y bongoes.
—Márqueme
tal tono.... y arranque.
Yo no toco ningún instrumento de cuerda, y en un
comienzo sólo toqué maracas y guacharaca, que fue en el tiempo en que anduve
diez años con el conjunto de Coltefabrica, pero de resto, ni yo toco una
puerta.... no me la abren pues.
Las primeras grabaciones que yo hice en Zeida de
Codiscos, fueron con el acompañamiento del TRÍO PALMAR, que estaba conformado así:
Horacio Galeano, guitarrista puntero muy bueno y que
todavía labora
en el C.A.M.C.
Francisco Zapata, que vivía en el barrio Enciso, pero ya fallecido.
Jesús Vanegas, guitarrista y bajista que también murió;
pero inclusive antes de morir, tocó el bajo en muchas de las canciones de Darío
Gómez y que todavía son éxito.
Con el amigo Leonel Ospina grabé en 1955
en discos Silver; en ese tiempo Don Arturo Ruiz del Castillo nos nevó a una
señora Jael —que tiene una voz muy linda y ha sido especialista en la grabación
de villancicos—; Don Arturo la consiguió a ella para 'demostrar', LA NIÑA
EXIGENTE, CANTA EL GALLO, BAILANDO EL VACILÓN y EL JARDINERO; todo esto se
haría bajo la dirección del Maestro Lucho Bermúdez, pero.... como la señora
Jael —a pesar de que cantaba muy lindo—, era muy 'desmedida' ¿no cierto?;
entonces al amigo Lucho Bermúdez no le gustó, y le dijo a Don Arturo:
—Mierda,
no joda, esa señora no mide ni con un metro; me hace el favor e buscarme otra
cantante, pues esta señora no nos va a servir en las grabaciones; eso sí, búsquese
una que mida, óigalo bien.... queee mida.
Se dañó la 'demostración' ese día, pero luego Don Arturo
localizó a Consuelo Pérez—aquella que cariñosamente llamábamos 'La Ñata'—. Don
Arturo me llamó a su taller —que era como su oficina —, yo bajé y allí estaba
esta maravillosa cantante; Don Arturo me la presentó e inmediatamente
comenzamos a montar los números; cuando ya los teníamos bien montados, volvimos
a pedir el turno de grabación con Don Lucho Bermúdez, y ese mismo día se
hicieron la grabaciones; recuerdo que iniciamos a las 8 de la noche y
terminamos a la tres de la mañana. Ese mismo día también sucedió una anécdota,
que fue ésta:
Resulta que el amigo Francisco Zapata —uno de
los punteros—, tampoco dio la medida; entonces el Maestro Lucho Bermúdez —que
era muy exigente—, también lo sacó de la grabación. El hombre de Carmen de
Bolívar entonces mandó a buscar a Leonel Ospina; yo tenía bien montados LA
NIÑA EXIGENTE, CANTA EL GALLO, BAILANDO EL VACILÓN y EL JARDINERO.
—Entonces,
¿qué pasó?
El Maestro
Lucho nos dijo:
—Si a
ustedes no les choca, Leonel Ospina, que es muy buen puntero, les va a puntiar
estos números que tienen escogidos; pero entre los dos: Antonio y Don Arturo,
convengan si quieren que Leonel grabe EL JARDINERO, a ver cómo le queda; y si
no lo hace bien, pues lo hacemos como ustedes lo tenían y punto.
Entonces Don Arturo le dijo a Leonel:
—Vea
Leonel, hable con Antonio como compañeros y amigos; y si él quiere que usté lo
grabe, entonces lo puede grabar tranquilamente.
Don Arturo también me habló a mí, y yo agregué:
—Por mí no
hay problema; que lo grabe él y yo grabo los otros números con Consuelo
Pérez.... y así fue la cosa.
Cuando yo conocí a Consuelo Pérez, ella tendría
20 o 21 años; en ese entonces ella
vivía en el barrio Caicedo, La Toma; yo la conocí donde Don Arturo y allá supe
que ella —aquí en Medellín—, trabajó en varios almacenes de zapatos, por ahí en
el centro hasta que se desapareció; mucha gente me ha dicho que ella se
encuentra radicada en Venezuela, y no sé si estará soltera o se casaría, o qué;
al parecer en los últimos años, regresó e hizo más grabaciones con Miguel Ángel
Nova, LOS RELICARIOS y todo eso.... pero yo no volví a saber de ella.
Judith Arboleda, era la compañera de
Consuelo Pérez, cuando grabaron con Luis Carlos Jaramillo, la famosa PAILA y
otros temas que hicieron entre los tres; pero Judith con Virgelina Ocampo, también
conformó el dueto LAS ESTRELLITAS, que en ocasiones era trío, cuando las
acompañaba Margarita Giraldo.
El grupo con el que yo me inicié en
Coltefábrica, estaba conformado básicamente por gente de Itagüí; pero cuando
ya llegaron las grabaciones, éstas fueron con otros conjuntos, porque de los
compañeros míos —de la empresa—, no aceptaron a ninguno. Grabé entonces con EL
TRIO PALMAR y después el círculo se fue
ampliando: Arcesio Salazar, Manuel Suescún, Pedro Nel Isaza, Félix del
Valle y Alejandro Sarrazola como guacharaquero; bueno, conocí una cantidad de
compañeros, enorme.... se me olvidaba decirle que yo también grabé con
orquesta, con la orquesta del Maestro Julio Burgos, que era un grupo de 12
músicos y destacadísimos todos.
Con Don José Muñoz y José Bedoya no he tenido
amistad, y tal vez sólo un saludo así de paso; pero de lo que sí estoy seguro
es que Don José es un gran compositor y José A., un guitarrista y cantante
maravilloso; incluso yo admiro mucho el dueto que Don José Muñoz tiene con
Germán Rengifo, LOS RELICARIOS.
Para mi concepto los mejores punteros que ha tenido
la música
parrandera en todos los tiempos, han sido: Leonel Ospina y José A. Bedoya.
Alejandro Sarrazola grabó conmigo, acompañando con
guacharaca y haciendo animaciones, pues él es un magnífico animador y yo creo
que le tocaron más de 10 grabaciones de las que yo hice.
Julio Burgos era un director de orquesta, que también tocaba
tuba y hacía arreglos; entonces a los números que este maestro hizo conmigo,
no les puso bajo eléctrico, ni contrabajo, pues a Don David Ocampo, se le
ocurrió el invento de ponerles tuba; recuerdo que era una que pertenecía a la
Banda Departamental, daba muy buenos bajos, pero tenía una boquilla muy grande;
esta tuba tocada por Julio Burgos, son los bajos que suenan en LA HIJA DE MARÍA
ANTONIA y BAILE DE NOCHE BUENA, temas que tienen letra de mi propiedad. La
orquesta de Julio Burgos—como le dije—, tenía 12 músicos que tocaban: trompetas,
clarinetes, saxofones, dos guitarras, guacharaca, batería, bongoes y la tuba.
Yo recuerdo cuando Luis Carlos Jaramillo grabó un disco
titulado LA GOTA, que era un poco.... o mejor, mucho, de doble sentido; esa
canción fue decomisada en todas las agencias de discos que existían en aquel
tiempo, y le cobraban una multa a quien lo estuviera vendiendo; la letra de
esta canción, en realidad era muy 'verde', pero por ese estilo se han sacado
muchas; y las que sacan
actualmente ya no son 'verdes' sino groseras, pero ya como que por esto no se
dice nada; todo se va volviendo como común en la vida.
Cuando nosotros grabamos, el pago era muy malo, era
muy barato; fíjese que cuando yo grabé LA HIJA DE MARÍA ANTONIA —siendo de mi
propiedad letra y música—, ¿sabe cuánto me pagaron, en discos Zeida de
Codiscos?, en el año 1952.... solo me daban dos centavos por cada disco que se
vendiera; y por la grabación de un disco por lado y lado —y eso que yo era fácil
para grabar—, sólo me pagaban 150 pesos, ¿cómo le parece?; claro que ahora
como que la cosa es peor, porque hasta los artistas —hoy en día— tienen que
pagar por grabar un disco, y lo peor es que ellos mismos tienen que hacer su
promoción; y eso no, tienen que sobornar a los de las emisoras, para que la
canción logre sonar.
Afortunadamente yo grabé con unos muy buenos guitarristas Pedro Nel Isaza, Manuel Suescún, Félix
del Valle y Horacio Galeano.
Pedro Nel Isaza tiene muchísimas grabaciones, pero no es tan
popular como Arturo Ruiz del Castillo.
Yo conocí a Carlos Washington Andrade en una heladería que
se llama Tania y que queda en Palacé con Pichincha; en ningún momento traté con
él, pero si lo distinguí; era un tipo más alto que mi persona, cabello lacio,
moreno, andaba con un bastón, muy bien vestido el hombre, serio, pero daba la
apariencia de ser muy arrogante; nunca grabé ningún tema de él.
Leonel Ospina por muchos años fue gran artista, gran guitarrista,
puntero muy bueno y como vocalista maravilloso; lástima que se haya dejao
decaer tan tristemente, porque, que se opaque un artista de esta categoría es
algo lamentable; sinceramente, yo no sé a él qué le pasó; tal vez lo único que
supe es que el hombre se casó —no sé quién sea la señora—, él se casó, y dicen,
comentan, que fue que la señora lo dejó, que se separó de él y que desde eso
el hombre viene de 'capa caída', y hoy por hoy lo vemos por ahí peor que antes,
y sobre todo —lo que es doloroso—, es verlo así, teniendo las habilidades
musicales que Dios le dio; Leonel—hoy en
día— podía estar en completo apogeo, tal como cuando empezó; cómo será, que las
malas lenguas dicen que a Leonel le hicieron un maleficio, eso dicen.
Nunca tuve la oportunidad de tratar a Gildardo, ni a
Darío Montoya;
pero sé que Gildardo fue un tremendo autor y cantante, y que ahora lo está
reemplazando su hermano Darío; pero al que sí conocí muy bien fue al difunto
Fabio Torres, aquel que cantó un tema histórico: EL LOCO ROCK AND ROLL.
— ¿Cómo
fue el fracaso de ese señor?
Primera vez en su vida que componía una
letra, y compuso EL LOCO ROCK AND ROLL; el disco fue grabado en el sello RC.U.,
que era propiedad de Don Rodrigo Cardona —hermano de Don Otoniel, el de discos
Victoria—, y el caso fue éste:
Fabio Torres 'demostró' la canción allá en RC.U.; se la
grabaron con acordeón y lanzaron el disco al mercado en un mes de diciembre;
llevan las muestras a las agencias, pero con tan mala suerte que este disco no
le gustó a nadie.
—Entonces,
¿qué pasó?
La fábrica volvió y lo recogió, y lo guardó en la
estantería para el año siguiente; y cómo le parece que este señor viéndose tan
desengañado —pues era un poquito vicioso—, se fue donde un amigo que tenía una
carnicería en la plaza de mercao y le dijo:
—Ve
fulano, cómprame esta letra hombe, te la vendo.
Como a él le gustaba tanto el trago y la cerveza y todo
eso; entonces el tipo le dijo:
— ¿Y yo pa'
que quiero eso hombe?
—Cómpramela
hombe, te la doy barata, es de mi propiedad, es una composición mía.
—Oigan a
éste,.... pero, ¿cuánto vale hombe?
—Te la doy en cincuenta pesos.
—Te doy
treinta pesos por ella, pero vamos ya y la hacemos registrar en un juzgado
para que quede completamente de propiedad mía.
Y así fue; se la dio por treinta pesos, se los bebió y
cómo le parece que al año siguiente, de nuevo se lanzó el disco; y algo
increíble, fue un éxito rotundo; cómo sería la cosa que vea, uno cuando graba
una canción pa' diciembre, en febrero lo llaman de la empresa para que vaya por
las regalías; y eso hizo el señor que había comprado la canción. Cuánto le
darían que a los días pasó Fabio Torres por la carnicería y le preguntó:
—Hombe,
¿cómo te fue?
El no respondió cómo, pero le regaló a Fabio un
vestido de 'pies a cabeza' y también le regaló —en ese tiempo— 900 pesos.
¿Cuánto
entonces le darían por ese disco?
Es que la música es muy caprichosa, y lo malo
es que, el que elige es el pueblo.
A Luis Carlos
Jaramillo lo conocí personalmente y traté mucho con él; es un tipo muy formal y que hizo
muchas grabaciones; él fue quien grabó LA NIÑA PREGUNTONA, alternando con
Amalia Rico; no sé qué le pasaría hoy en día, pero Luis Carlos perdió una
pierna y le toca desplazarse en muletas; fue un gran artista también.
Los artistas famosos de la música
parrandera —en aquel tiempo— cogieron mucho dinero; pero es que en este oficio
uno tiene muchas amistades y no echa de ver el día de mañana y acaba mal.
Arturo Ruiz del Castillo me contó que el
difunto Antonio Posada —el que grabó EL GRILLO, INÉS VENITE PA'CA, MARÍA LUISA
y otros—, era muy toma trago y vivía por la curva del Bosque; era 'culebrero' y
natural de Pereira y precisamente una de esas culebras lo mató; en una ocasión
lo llamaron de una empresa disquera a cobrar unas regalías que ascendían a 9000
pesos—que en ese tiempo era un 'platal'—; esto fue por ahí en 1948, y cómo le
parece que luego de cobrarlas se entró para
el bar El Golfo, que quedaba en Carabobo con San Juan,
y se reunió con Vega
del Río, Washington Andrade, Arturo Ruiz del Castillo y otros compositores a
beber; y como que este hombre se enloqueció, porque
pedía cervezas y las quebraba contra un muro, y se gastó absolutamente toda la
plata; al lunes siguiente —y todavía con ese 'guayabo'—, sin un peso en los
bolsillos y con hambre, se cortó las venas de los brazos y lo metieron a la
cárcel por intento de suicidio, pero después de haber estado en Policlínica
Municipal, donde le salvaron la vida; entre varios de los borrachos compañeros
de él, pagaron un abogado y otra vez volvió con sus culebras, y otra vez en la
Plaza de Cisneros, con su sombrero grande, curando, rezando y vendiendo pomadas
que él mismo preparaba; usaba una pañoleta verde en el cuello y las culebras
que manejaba eran muy grandes; y dice un tío de Posada que a él lo mató una de
sus culebras, simplemente porque se le olvidó quitarle 'la contra'. El éxito
más grande de Antonio Posada fue su canción EL GRILLO, que comentan ha sido
grabada en cinco idiomas.
Vega del Río era un tipo muy moreno, de
cabello ondulado y que hacía letras para mucha música fría: pasillos, bambucos,
etc., y poco componía para la parrandera; ese también iba mucho al Portón Rojo
y al bar El Golfo.
Félix Ramírez era un hombre blanco, delgado, de
sombrerito, siempre con la guitarra en la mano, pero muy grande en la música parrandera;
fíjese que es el autor de EL AGUARDIENTERO.
Cuando teníamos el conjunto de la fábrica
tocábamos mucha música de Guillermo Buitrago; así que este cantante costeño sí
influyó para que nosotros fuéramos artistas algún día; es más, nosotros los domingos
nos íbamos pa' Lovaina a bailar y a cantar la música de Buitrago.
La música parrandera tiene demanda en otros departamentos
y yo sé que también cruza las fronteras patrias; de aquí se llevan las letras y
la música de muchas melodías que son grabadas en otros países, por orquestas o
conjuntos que no tienen relación con lo que hacemos aquí.
Miguel Ángel Nova es la segunda voz del DUETO RIOBAMBA, que
tiene muchas grabaciones, muy buenas y muy bonitas.
Carlos Muñoz es de los pioneros en la música parrandera, pues
recuerde que algunas de sus grabaciones son de 1945 o 1946; y yo no sé si más
atrás, hubo otros grupos que grabaron música parrandera antioqueña.
Para mí las grandes figuras de la música parrandera han
sido: José A. Bedoya, Leonel Ospina, Noel Petro y otros que no recuerdo.
SE ROMPIÓ LA OLLA es una canción que la compuse de la
siguiente manera: estaba yo trabajando en Coltejer en el turno de 8 de la noche
a 4 de la mañana, y por ahí tipo 11:30 de la noche pasaban unos obreros de la
misma empresa, cargando una olla muy grande, de esas donde nos hacían las
comidas en el restaurante; a la olla se le había reventao una oreja y estos dos
mecánicos se la iban a soldar, y con ellos iba un supervisor —que ya falleció—,
que se llamaba Óscar Garzón; entonces este supervisor se arrima donde mí y me dice:
—Colorado,
vamos a apostar 500 pesos a que no sos capaz de hacer una canción a esa olla
que llevan allá.
Entonces yo como muy confiado y muy seguro, sin
vacilar le
dije:
— ¿Cuánto
va apostar?, yo le voy 1.000 pesos a que le saco la letra y a que me la graban.
Casamos la apuesta, y 1.000 pesos en esa época eran
muy buena plata; entonces en el primer descanso que tuvimos, cogí una hojita y
puse el título SE ROMPIÓ LA OLLA, y más adelante:
Se rompió la olla comadre, ahora qué vamos
hacer
pa' batir
el chocolate y no se vaya perder....
Bueno, y saqué toda la letra, que la llevé a
Discos Colombia donde les gustó, y a los tres días ya la habían grabado con el
respaldo de EL BORRACHO NACIONAL; y cinco días después le llevé el disco al
compañero de la apuesta, que por supuesto se quedó aterrado.
Yo tomaba mucho aguardiente, fumaba y me trasnochaba
bastante, por eso me enfermé de la garganta y nunca pude volver a cantar en
forma; claro que ahora no, pero anteriormente El, BORRACHO NACIONAL sí tuvo
mucho que ver conmigo; y es que en ese gremio de la música a todos nos gusta el
trago.
Yo salía de Coltejer a las 4 de la mañana y por allá en el
barrio Buenos Aires —en Ayacucho con Francia—, había una tienda de un señor que
llamaban Luis Cayana, que era muy formal y madrugaba mucho, pues cuando
nosotros subíamos, ya él tenía tinto y perico hechos; entonces allí me
encontraba yo con una amiga llamada Nidia Ramírez, que laboraba en Pepalfa, y
nos poníamos a jugar parqués hasta las 7 u 8 de la mañana; cualquier día pensé
en esta situación y compuse el disco JUGANDO PARQUÉS.
Yo canté lo mismo un porro, un paseo, un merengue, una
guaracha o un currulao, pues en realidad uno tenía que medísele a todo.
La voz de Guillermo Buitrago es esencial; fue lo
primero y mejor que vino acá en música parrandera".
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