Biografía de José A. Bedoya
En 1953, mis tíos: Aníbal, John y Sady Burgos
fundaron un club que se llamaba Pensylvania, estaba ubicado en la parte baja
del barrio Robledo, en las partidas de El Volador y cerca a la fracción de San
Germán; el arquitecto no graduado de este amplio salón, fue mi padre —Fabio
Burgos—, hermano de los anteriores. El baile fuerte allí era los domingos a las
cuatro de la tarde; la clientela —que era muy escogida— llegaba una o dos horas
antes para ubicarse al lado de la inmensa pista de baile; Pensylvania contaba
con la máxima discoteca de música bailable que había en Medellín, y allí se
escuchaba a: LA BILLO'S de los años cincuentas, Eduardo Armani, Rafael de Paz,
Lucho Bermúdez, Pacho Galán, Pedro Laza y muchos más.
En ese tiempo, yo era el "lavador oficial"
de vasos en este establecimiento, y prácticamente era un niño; pero
escuchando estas grandes orquestas, fue como nació en mí la pasión por la
música. De todos los personajes que iban a bailar a Pensylvania yo recuerdo a:
Calavera, el profesor Molina, Calderón, Norella Franco, John Arango y Consuelo
Burgos; pero había uno, flaquito, peinado con gomina, serio y que casi siempre
llegaba con una amiga diferente; a este hombre —cuando la fiesta estaba avanzada—,
lo ponían a cantar, y casi siempre interpretaba música de parranda; era muy
aplaudido, y solamente muchos años después, vine a saber que ese flaquito
serio, se llamaba José Ángel Bedoya y que era apodado “El Cantor de los
Diciembres".
José A—como se le conoce popularmente—, hace muchos
años reside en los Estados Unidos, está nacionalizado allí, sus hijos son
ciudadanos americanos, y a este hombre —con frecuencia—le da nostalgia de su
tierra.
Entonces Agustín Bedoya —con su gran
amabilidad—, esto nos contó sobre su hermano, profesor y amigo José A. Bedoya:
"José A. Bedoya, o José Ángel Bedoya nació en junio de
1934 en Frontino (Antioquia); estudió su primaria en esta población y estuvo
algún tiempo en Uramita; posteriormente se viene a la ciudad de Bello donde
comienza a laborar en la empresa textil Fabricato.
Eso de la música como que nace con uno y a él
le gustaba desde que era muy niño; en aquel tiempo los padres, lo castigaban a
uno si tenía inclinaciones musicales; pero él —José— se iba al escondido de mi
mamá, loma arriba, para llegar a otra vereda llamada El Limón, donde una gente
—hasta familiares de nosotros—, tenía un grupo musical; en la casa había mucho
que hacer y José en lugar de colaborar, se le volaba a mi mamá, viajaba hasta
bien lejos y todo porque le encantaba el sonido de la lira, el tiple y la
guitarra; claro que él sabía que al regresar ya tenía ganao el castigo de mi
mamá. Allí—con estos músicos campesinos—, José fue aprendiendo tonos; y él le
decía a mi mamá:
—Mamá, el
castigo pasa, pero yo aprendo.
Una cosa curiosa es que José tocó en
una banda de pueblo; no me acuerdo si la trompeta, pero en todo caso fue un
instrumento de viento, pues a él le ha gustado mucho todo eso; después aprendió
a tocar lira y bandola; y en 1951 más o menos, él ya tenía unos compañeros que
tocaban; no serían unos músicos virtuosos, pero ya tocaban y eran solicitados
para animar reuniones, porque en ese tiempo no había ni grabadoras, ni luz
eléctrica, ni nada por allá en esas veredas; fíjese que se alumbraba con velas,
lámparas de petróleo, y la gente se amanecía con un tiple y dándole a un
taurete; y cualquiera que sabía dos o tres cancioncitas, las cantaba toda la
noche, y con eso bailaban hasta el amanecer. José entonces ya cantaba canciones
que se aprendía por ahí en el pueblo, y en el conjunto puntiaba la lira.... y
la guitarra también; pero en ese tiempo la melodía fuerte la llevaba la lira,
el tiple iba llenando, y la guitarra como para acompañar, o como decimos
nosotros, para 'pedaliar'; entonces eran: lira, guitarra y tiple y tocaban música de Antonio Posada,
pasillos como PATAS D’HILO y otras muy viejas, QUE VIVAN LOS NOVIOS y muchas
más. Un día ellos se fueron dizque a amenizar un matrimonio —como si el
matrimonio se pudiera amenizar—, a una vereda que se llama El Alto del Uvo; y
cuánto tiempo hará eso, que el año pasado yo estuve en esa vereda y una señora
fue la que me contó:
—Fíjese
que los hijos míos ya están viejos; y José, con Miguel Guisao y Jesús María
Rengifo, fueron los que animaron la fiesta el día de las 'vísperas' de mi
matrimonio, y me acuerdo que eso fue todo un acontecimiento.
—Y ¿cuánto
les pagaron?
—Ellos
amanecieron tocando y cobraron tres pesos pa' los tres, por toda la noche.
O sea que 'voliaron cuerda' toda la noche, y al otro
día cada uno
tenía de a peso en el bolsillo; claro que en ese tiempo se tocaba más por
placer que por negocio.
José A se vino para Bello —en definitiva— en 1952
aproximadamente, ya que mi hermano mayor trabajaba y vivía en esta ciudad desde
1946, laboraba en Fabricato donde también lo hacía otro
hermano —Jesús—, pues en ese tiempo era muy fácil conseguir trabajo; yo le
había comentado a usté que la familia Bedoya se había venido de Frontino —por
primera vez—, al otro día de la muerte de Gaitán; pero como mi papá no se amañaba
en la ciudad, entonces nos habíamos vuelto a Frontino, y por eso es que José
vuelve solo a Bello en 1952; unos meses después nos vinimos todos, pues ya
existía la famosa violencia de aquellos tiempos. Francisco y Jesús ya eran
casados, pero José estaba soltero y trabajando también en Fabricato; y apenas
pasó un poquito la violencia, que la aplacó el General Rojas Pinilla, el 13 de
junio de 1953, el orden público que mejora y mi papá que se vuelve pa' Frontino; en 1954
fallece mi mamá y se nos 'cayó el carriel' a todos; nada teníamos que hacer por
allá y entonces hay sí nos vinimos todos; ya José y los otros dos estaban bien
organizados aquí en Bello.
Cuando nosotros llegamos en esa época,
José ya tenía el conjunto, que estaba conformado así:
José A. Bedoya, guitarra puntera
José Muñoz, guitarra y compositor
Neftalí Álvarez,
guitarra y coros
Joaquín Acevedo, cantante.
Pero José también cantaba y tenía dueto con Neftalí, para
cuestiones de la música fría: pasillos, rancheras, bambucos, boleros, en fin;
cuando se trataba de música bailable, eran los cuatro y se llamaban LOS
BELLADINOS; y cuando era música fría, entonces era EL TRÍO BELLADINO o JOSÉ Y
NEFTALÍ.
El compositor del conjunto era José Muñoz,
pero José A. también hizo unas composiciones cuando ya tenían acceso a las casas
disqueras.
José toca muy bien la guitarra, pero también es bueno
con la lira, el tiple y el acordeón, fuera de que en la banda tocó la trompeta,
y además tenía una flauta que prácticamente la dominaba; esta flauta, recuerdo
que era verdecita y se la había regalao mi papá.
José puntea muy gustoso, y Joaquín también; claro que
esto debe ser por la apoyatura; dicen que el punteo nuestro tiene algo de
especial, ¡porque yo también punteo!; bueno, debe ser por la apoyatura.... vea,
le voy a contar a usté cuál es el misterio, pero con una condición.... que
apague la grabadora.
Yo conservo la guitarra con que José puntió
sus cuatro primeros numeritos.... véala aquí; es una guitarra Tatay, de
Valencia (España) y le costó a mi hermano en 1953 la suma de 220 pesos y a mí
me pareció muy cara; después él se consigue una guitarra alemana y ésta se la
vendió a un primo hermano nuestro; este primo se la regaló a un hermano de él,
pero este hermano, tomaba mucho trago y un día la empeñó por 50 pesos; como la
guitarra se iba a perder, entonces me vendió la boleta a mí, como en veinte o
treinta pesos; y el final del cuento es que en total, a mí esta guitarra me
costó 125 pesos.... y yo no salgo de ella; cómo será la cuestión, que cada que
nosotros—Joaquín y yo—vamos a grabar en Victoria, Don Otoniel dice:
—Hombe,
¿por qué no traen la guitarrita aquella hombe?
Y esa guitarrita da en parte, el sabor que tenemos
los Bedoya para tocar; otra cosa es, que esta guitarra era la que José dejaba
debajo de la cama cuando se iba a trabajar a Fabricato, Joaquín la cogía para
aprender en ella y todos los días le reventaba las cuerdas; pero Joaquín jodia
y jodia en ella, hasta que aprendió a tocar; yo también aprendí en esta
guitarra y recuerdo que la cuerda que más se nos reventaba era la tercera,
pero yo no sé por qué.
José no nos dio clases a nosotros, y yo creo más bien
que eso nace con uno; claro que hay gente que aprende tonos, pero a puntiar, no
le enseña a uno nadie; eso lo tiene que hacer uno de su cuenta y sobre todo, a
uno tiene que gustarle mucho.
José Muñoz sacó LOS GOTEREROS; y ese número era para
que lo cantara José, mi hermano, pues él era el cantante famoso en ese tiempo y
yo apenas estaba empezando; yo no había grabao sino EL RATÓN, o tal vez había
grabao algunos, pero todavía no
habían salido al comercio: EL GATO DE ELVIRA y otros, pero estaba empezando;
entonces Muñoz le dio LOS GOTEREROS a mi hermano, lo llevaron a Sonolux, y a
Don Otoniel no le gustó; recuerde que en ese tiempo la 'demostración' de los
discos era verbal, no es como ahora que se lleva un cassette; fíjese que había
veces, que a uno se le olvidaba la música en el momento de demostrarla y eso
era un problema muy serio; José Muñoz llevó el disco al sello Silver y tampoco
les gustó y lo mismo pasó en Codiscos; mientras tanto transcurría el
tiempo.... y entonces me lo dieron a mí; yo volví y se lo llevé a Don Oto.... y
volvió y me lo rechazó; en éstas y las otras pasaron dos diciembres y el disco
no se grababa; pero un día que estábamos terminando unos discos, Don Otoniel
dijo:
—Bueno, ¿y
qué más tienen por ahí?
Y yo contesté,
—Ah pues,
tenemos LOS GOTEREROS.
Y ese fue uno de nuestros grandes éxitos.
Recuerdo que grabó José, y a mí me tocaba grabar enseguida; entonces el operador
de grabación dijo:
—Ya no hay
tiempo de grabar más; mejor le damos otro turno a Agustín pa' que grabe mañana,
pues ahora entra a grabar Olimpo Cárdenas.
Pero como LOS GOTEREROS llevaba tanto tiempo sin grabarse,
nosotros nos lo sabíamos de memoria, entonces le dijimos:
—Hombe,
nosotros ese número lo sacamos de un solo tiro.
Él aceptó;
José cogió la guitarra y ese número salió 'de una'; no hubo que repetir nada,
todo mundo estaba bien 'cuadraíto' en el micrófono, y el número salió de una
tacada.
A José A. —como pasó con LOS GOTEREROS— muchos temas no
le gustaban, y entonces no los grababa, pues él sostenía que esos números no se
acomodaban a su voz o a su estilo; lo que sí no grababa José eran temas muy
vulgares, pues aunque fue de los precursores del doble sentido, no le gustaba
grabar canciones muy verdes; la prueba es que ninguno de nosotros, nunca tuvo problemas con la curia que era tan
celosa en este aspecto; a uno a veces le pasaban letras fuertes para que las
grabara, pero primero la empresa hacía cierta censura, y además uno
tenía que fijarse, pues si era fuerte no le iban a pasar el tema por ninguna
emisora; y si no se pasaba por la radio entonces no se iba a vender.
José A Bedoya, no fue cantante de orquestas, pero sí grabó
con orquestas algunos boleros; y también grabó con conjunto de acordeón.
José sólo me puntiaba a mí y las canciones que él
grabó, pues sostenía que él tenía su estilo, y si a todo mundo le puntiaba,
entonces se perdía su estilo, y que era mejor que lo identificaran por su
estilo; y eso es así, usté oye el punteo de José, y en toda parte lo
identifica; incluso casi que ni a mí le gustaba puntiame, pues en este sentido
ha sido muy celoso.
José A. Bedoya era y es un tipo juicioso, nunca fue un
borracho; ¿sabe cuál era el vicio de nosotros en ese tiempo?, bailar; nosotros
éramos enfermos por ir a todos esos bailaderos; por ejemplo a José le gustaba
mucho ir a bailar al club Pensylvania, que quedaba por Robledo, a Primavera, al
Gran Pandequeso, al Balcón de Medellín y otros; José bailaba muy bien.
Mi hermano tiene cuatro hijos que nacieron aquí en Medellín,
pero están nacionalizados en Estados Unidos. José se fue para ese país el 7 de
agosto de 1970 —el día que subió a la presidencia de Colombia Misael Pastrana
Borrero—; usté sabe que uno en este país no vive de la música, entonces mi hermano
—a pesar de ser una figura de la canción—, tuvo que viajar buscando mejores
horizontes; el aquí era mecánico textil, y eso se fue a hacer allá.... y ya
está jubilado. Los hijos se le casaron y ya vive solo con la señora; le sigue
haciendo a la música pero por allá no graba; claro que ha tenido conjuntos pero
con gente latina.
La familia de nosotros—los Bedoya— ha sido supremamente
unida y todos la hemos ido, así, como hermanos; nosotros nunca hemos tenido un
problema entre familiares, y todos nos hemos llevado bien, toda la vida; claro
que los que más unidos hemos estado,
más tiempo,
somos José y yo; él siempre me llama desde allá y me encarga de sus cosas.... y
siempre la hemos ido muy bien.
En Estados Unidos gusta la música
parrandera y allá se vende la de nosotros; tanto que a mi otro hermano
—Jesús—, que está en Canadá, un día yo le iba a regalar un L.P., y cuando le
expliqué cómo era.... me dijo que ya lo había comprado allá.
José no puede quejarse de las disqueras, pues a él le
pagaron bien, y en ese tiempo que la plata si valía; y acuérdese usté que en
ese entonces había menos competencia.
José siempre fue buen billarista, entonces iba con
frecuencia al bar Canadá —sitio donde nos reuníamos todos los músicos—, pues si
uno pa' una grabación necesitaba un guitarrista, un maraquero o cualquier otro,
allá lo encontraba.
Cuando se retiró del conjunto de mi hermano el
cantante Joaquín Acevedo, que grabó con ellos LA NARANJA MADURA, entré yo a
tocar la guacharaca; y el primer disco que yo le acompaño en una grabación a
José A., no fue con el conjunto, sino con orquesta; era un número no para
lanzarlo en Colombia, sino en el exterior y se llamaba SANTA MARTA, y el
segundo fue EL CHIVO; recuerdo que el director de la orquesta era el Maestro
Luis Uribe Bueno.
Todavía no sé si José A. Bedoya ha pensado en volver a
grabar; y tampoco sé, si ha pensado en volver a vivir en Colombia".
***
Pero unos días después de las amables
informaciones dadas por Don Agustín Bedoya, recibí una llamada telefónica de
este señor, quien me comentó:
—Cómo le
parece doctor, que vino José de los Estados Unidos; está hospedado aquí en
Bello, donde la suegra de él, y el próximo lunes vamos a ensayar en casa de
unos primos de apellido Muñoz; ¿a usted le provocaría venir?
— ¡Claro
que me provocaría!
Lo cierto es que al lunes siguiente yo estaba saludando a
un hombre que todavía se conserva, ya no tan flaquito, con un poco de canas,
medido en su conversación, con un hablar todavía muy paisa a pesar de los años
que lleva en el país del norte, y quien mantiene esa habilidad inmensa para el
punteo de la guitarra; y precisamente me dice:
—ya que usté trajo grabadora, ¿por qué
no nos hace el favor de grabarnos este pasillito que yo compuse, pues Agustín
quiere conservarlo?
—Con mucho
gusto Don José.
Comienza este hombre a puntear maravillosamente un
pasillo totalmente desconocido, y cuando terminó le dije:
—Es muy
difícil.
—Sí señor,
es muy difícil
—Y, ¿cómo
se llama?
—No, no le
tengo nombre; pero ya que usté dice que es muy difícil, y nosotros somos
músicos de parranda, aunque eso no está en ningún diccionario, pongámoslo EL
DIFICULTOSO.
Y después de esta introducción musical, Don José A Bedoya
esto me contó:
"M nombre es José Ángel Bedoya Gómez y nací en
Frontino el 26 de enero de 1934. Yo he sido de una familia de raíces musicales,
pues mis padres y abuelos, poco o mucho, pero cada uno sonaba un instrumento; unos
la lira, otros un tiple, y debido a eso, desde muy niño yo estaba involucrado
en los instrumentos de cuerda; por este motivo tal vez, me fue un poco fácil
aprenderlos a tocar, aunque muy difícil también porque yo no tenía instrumento;
era muy pobre y lo que aprendía era porque me iba por ahí para los bailes a ver
a los que sabían mucho, veía cómo hacían, observaba los tonos, pero sin modo
de practicarlos; también me iba para otras partes donde algunos músicos me
soltaban cualquier instrumento; o en los bailes cuando los músicos descansaban,
me prestaban el tiple o la guitarra y yo veía si me
daban el tono que me había aprendido; o muchos músicos dejaban los instrumentos
en mi casa, un sábado por la mañana, para tocar en ellos por la noche, y yo
aprovechaba y sacaba algunos tonitos en ellos. Yo no tuve quién me ensañara
música así dedicadamente.... ¡no!; yo veía los compañeros y familiares cómo
tocaban, y yo me fui arrimando, y de pronto comencé—como decimos los
antioqueños—, a ' surrunguiar' el tiple; porque yo comencé fue con un tiple.
Después noté que los tonos del tiple, eran los mismos de la guitarra, únicamente
agregándole dos cuerdas más, entonces se me hizo más fácil tocar en la seis
hileras que tiene la guitarra; y como los primeros tonos son prácticamente los
mismos del tiple, excepto las otras dos cuerdas, entonces se me hizo fácil la
guitarra; esto fue en 1947 o 48 y yo sólo tenía 12 o 13 años de edad. Yo me iba
para otra vereda de Frontino donde unos familiares que tenían tiple, lira y
guitarra; ellos eran músicos de buena categoría.... yo todavía no; pero yo me
iba de mi casa los sábados, procurando que el propietario de los instrumentos
no estuviera presente, y con tan buena suerte, que los que quedaban en la casa,
me daban oportunidad de tocarlos; claro que después el propio dueño de estos
instrumentos, me proporcionó que los tocara.... ¡ah pelas que me daba mi mamá
por mis llegadas tarde!, y otras veces porque no había pedido permiso, o porque
me había quedao allá amaneciendo.
— ¡Usté
José! es un muchacho muy descarao, y cualquier día lo van a echar de allá por
aburridor; ¿a usté es que no le da pena?
Y yo solamente me quedaba callao.
Después me puse a tocar la lira —instrumento que siempre
lleva la batuta, la primera voz, en el trío de tiple, guitarra y lira—; y me
pareció todavía más fácil que el tiple y la guitarra, porque se movían los
dedos todavía más pegaditos; y yo fui bregando, inventado ahí, hasta que fui
adelantando bastante. Después me comprometieron por primera vez a tocar un
baile, pues en aquellas épocas se acostumbraban convites y vísperas de
matrimonios; entonces esto me hizo sentir orgulloso, pues éramos tres, y bueno o maluco la gente bailaba; recuerdo que nos pagaron
3 pesos por la noche. Después ya fuimos cogiendo 'famita', y nos pagaban 15
pesos por tocar desde las 4 de la tarde hasta el otro día a las 9 de la mañana;
mis compañeros de aquel tiempo eran, Jesús María Rengifo y Miguel Guisao,
quienes me proporcionaban los instrumentos y me guiaban en algunos pasillos;
ellos fueron quienes más me ayudaron.... y además eran mis vecinos. Mis dos
hermanos mayores —Francisco y Jesús María—, se vinieron de Frontino para Bello,
pues ya se estaba cuajando la violencia de aquellos tiempos; ellos trabajaban en Fabricato, y yo era el mayor de los
demás allá en el campo, pero yo sólo contaba 13 años. Recuerdo eso sí, que
Leonel Zapata fue quien me prestó una lira por primera vez, pues él era dueño
de varios instrumentos de cuerda; yo me iba para la casa de él porque era
también primo mío, y con él fue que practiqué mis primeros tonitos.
En 1948 me dice mi papá:
—Váyase
hombre para Medellín, que allá están sus dos hermanos mayores trabajando, y
ellos puede que le ayuden a trabajar en Fabricato, porque por aquí la situación
se está poniendo mala, en el sentido de toda esta violencia.
Me vine para Medellín, me coloqué en Fabricato el 30
de mayo de 1951; en esa época me pagaban en el turno de la mañana 14 pesos con
30 centavos y en el segundo turno ganaba 15 con 75 centavos; claro que había
algunos otros porcentajes.
Estando en Fabricato, yo ya tocaba en la lira las
introducciones de los discos de LOS PANCHOS, como aquel 'CAMINEMOS'; y como a
mí ya me
gustaba bailar, entonces se me fue pegando la música caliente, vi que no era
tan difícil y sólo llevaba un poquito de contratiempo.... practiqué, practiqué
y practiqué, hasta que le cogí el anticompás con que tocaba Guillermo Buitrago
la música caliente. Entonces me encuentro con el señor Neftalí Álvarez en el
municipio de Bello, a fines de 1951; como yo no tenía instrumento, cerca a la
casa de Neftalí estaba la vivienda de un peluquero, quien tenía una
guitarrita.... y él me dijo:
—Hombe, a
mí me han dicho dizque usté lo hace muy bien para la guitarra; ¿por qué no se
toca cualquier cosita en esa guitarra?
Yo necesitaba 'transportar' en la guitarra, pero no
tenía transportador; entonces le amarraba a la guitarra un lápiz con
un cordón de zapato o con un cauchito; y de esta manera tocaba a LOS PANCHOS, a
Guillermo Buitrago, pues en esa época estaba de moda COMPAE HELIODORO, LA
ARAÑA, GRITO VAGABUNDO y toda esas cosas; allí me escucha Neftalí Álvarez,
quien se me hizo amigo y me dice:
—Hombre,
me gusta como usted lo hace; yo también tengo una guitarrita, no toco tanto,
pero, ¿por qué no ensayamos a ver?
Me habló de un señor que se llamaba José Muñoz, que estaba
en el cuartel y al que le gustaba componer canciones; que esto I señor estaba
muy próximo a llegar. Cuando llegó José Muñoz nos alegramos mucho, y aunque yo
no lo conocía, ellos dos sí eran amigos y habían trabajado juntos en Fabricato,
pues ambos son mayores que yo. Neftalí y yo —que ya ensayábamos por ahí—, nos
habíamos conocido con un señor llamado Abel Díaz Correa, que era un compositor
y que fue quien primero nos animó, y nos dijo:
—Hombe qué
bueno; yo soy compositor, yo puedo componerles algunas obras y ustedes las
tocan a dos voces.
Nos llevó a tocar en heladerías y en casas de familias, pero
nunca habló de pago de ninguna clase; claro que nosotros nos sentíamos
orgullosos, además practicábamos, y para nosotros era un orgullo que nos
pusieran un taxi para llevarnos a la fiesta de turno; tocábamos gratis, no se
hablaba de plata, bastaba que nos invitaran, eso sí, nos atendían muy bien.
Neftalí tocaba la guitarra de acompañamiento y yo puntiaba; tocábamos la música
caliente y la de LOS PANCHOS, pero ninguno de los dos cantábamos; entonces
apareció un señor llamado Joaquín Acevedo, y dijo él:
—Hombre, a
mí también me gustan esos discos de Guillermo Buitrago, y me gusta tocar la
guacharaca.
Y se consiguió una guacharaca, pues al
principio tocaba en una caja de fósforos, y con otra caja de fósforos
atravesada medio daba el ritmo de la guacharaca. A nosotros en esa época nos
amparaba mucho era el amor a la música, porque todos éramos pobres y con dificultad para conseguir algún
instrumento y teníamos que tocar con instrumentos ajenos; sin embargo ya
formamos un pequeño trío, Joaquín cantaba, yo puntiaba y Neftalí acompañaba;
entonces Don Abel Díaz Correa ya comenzó a darnos algunas cancioncitas; ya
nosotros tocábamos alguito y a Don Abel le gustaba que nosotros interpretáramos
a LOS YUMBOS, LOS PANCHOS y otros; y como todos tres vivíamos en Bello, él
dijo:
—Hombe,
¿cómo se llaman los que viven en Bello?
— ¿Bellunos?
— ¿Bellacos?,
no, eso no queda bien, eso es feo.
— ¡Belladinos!
A mí no me sonó como mucho, pero yo sabía menos que él; y entonces nos puso el trío LOS BELLADINOS. Empezamos a cantar en bautizos, matrimonios, casas familiares
y también parranditas por ahí.... pero todo a son de alegría;
esto nos servía como
ensayo.... pero de plata nada.
Llega José Muñoz del cuartel, Neftalí me lo presenta y dice:
—Hombe, a
mí también me gusta cantar, y toco algo de guitarra.
Entonces ya quedamos, dos acompañantes de
guitarra, Joaquín con la guacharaca y yo puntiaba; y dice José Muñoz:
—Hombe, yo
tengo por ahí unas letricas.
Y tanto Abel Díaz como José Muñoz comenzaron a
producir canciones, LA HIJA DE DOÑA CLARA, VIVO EN LA MONTAÑA, PRIMER AMOR,
DIEZ AÑOS DE PLAZO, AMORCITO CONSENTIDO, MUCHACHA PASEADORA, ALLA EN LA PLAYA,
NO SEAS INGRATA y otras que no recuerdo, porque usté sabe que no somos de ayer;
Abel Díaz hizo también la letra de NARANJA MADURA y yo le puse la música; Joaquín
la grabó con nosotros y después yo canté los demás temas.
Recuerdo que cuando teníamos estas canciones ensayadas,
Abel Díaz dijo que iba a pedir un turno de grabación en Zeida; turno que nunca apareció... pero
Abel era amigo de Don Arturo Ruiz del Castillo, quien tenía un taller de
pintura de avisos; nosotros llegamos hasta ese taller y allí se encontraban
varios músicos, quienes al ver cómo yo tocaba la guitarra me dijeron:
—Hombe,
nosotros tenemos una demostración y quisiéramos que usté nos hiciera las
introducciones.
—No, no,
eso es muy difícil.
—No, lo
ensayamos, lo citamos para ensayar.
Pues me puse a ensayar con estos músicos que
se denominaban EL TRIO PALMAR; fuimos a hacer la demostración.... y no les
aceptaron ningún número; esta muestra nos las recibió Don Otoniel Cardona y
cuando terminamos de hacerla, dijo Don Otoniel:
—Hombe, el
que toca la guitarra; ¿usté no canta?
Yo con mucha vergüenza canté unas cancioncitas que
eran de José Muñoz, pero que a veces las interpretaba en bautizos y fiestas
familiares, y las cuales eran, DIEZ AÑOS DE PLAZO, VUELA PALOMA, PRIMER AMOR y
LA HIJA DE DOÑA CLARA. A Don Otoniel le gustaron estas canciones y tuve la
suerte de ser aceptado; me llamó a solas, escuché las canciones y me grabó por
primera vez; él estaba muy contento y tenía mucha fe en el éxito; salieron al
comercio VIVO EN LA MONTAÑA y LA HIJA DE DOÑA CLARA.... y no pasó nada, eso se
quedó callao; yo preguntaba todos los días en la fábrica, y cómo sería que
hasta me aprendí el número del disco.... y me consolaba era porque Don Oto me
decía:
—Fue que
la estampera se dañó.
Yo estaba muy desconsolado, y sobre todo porque esto
fue lanzado en pleno diciembre; pero en mitad del año siguiente se lanzaron DIEZ AÑOS
DE PLAZO y PRIMER AMOR, y éstos sí fueron éxitos que se oían en cuanto rincón había;
ahí sí me ilusioné mucho porque pensé:
—Si esto
es en tiempo frío, ¿cómo será en tiempo caliente?
Los empresarios de Lira, se pusieron muy contentos y
al próximo
diciembre grabé VUELA PALOMA, que fue otro éxito grandioso; después aparecieron
EL MECEDOR, EL PERRITO, en fin, y el pueblo me consagró como EL CANTOR DE LOS
DICIEMBRES.
Claro que yo grabé en Zeida música fría, un número
de Arturo Ruiz del Castillo que se llama LA VI MORIR; Neftalí era especializado en lo frío,
pasillos, valses, bambucos, en fin, ese era el fuerte de él; Neftalí se
consiguió un compañero para interpretar estas cosas y grabó MI SUFRIR y AVE
TRISTE.
Germán Rengifo era amigo de José Muñoz; yo oía decir que
Germán cantaba muy bueno rancheras y pasillos, pero José estaba entusiasmado
era con la música caliente, con mi punteo, con sus números, en fin, y ya éramos
un poco populares; pero en discos Zeida yo me conozco con Rengifo, y nos
reunimos en el taller Unión de Arturo Ruiz del Castillo; no estaba José Muñoz,
y Don Arturo dijo:
—Hombe,
ensáyense unos numeritos.
Ensayamos algunas canciones de Don Arturo, entre
ellas YO VALGO MÁS; y todo esto para aclararle que yo canté con Germán Rengifo, antes
de que lo hiciera José Muñoz, pero no teníamos nombre y nos aceptaron temas
como YO VALGO MAS e INGRATAS FALSARIAS, y después figuramos como RENGIFO Y
BEDOYA; posteriormente cuando Germán se une a José, es que toman el nombre de
LOS RELICARIOS; o sea que Muñoz conoció primero a Rengifo, pero yo grabé
primero con él, y fuimos los que demostramos YO VALGO MAS aunque Germán y José
—como LOS RELICARIOS—, fueron quienes la impusieron posteriormente, pero yo
quedé contento porque Germán, José y
todos éramos
del mismo grupo.
Teniendo 15 años de edad yo toqué en la Banda
Municipal de Uramita un instrumento llamado corno; allí un maestro nos enseñaba
partitura y solfeo, cosa que yo comprendo regularmente, pues aunque conozco
notas, valores, en fin, de todas maneras en esa banda, tocando algunas marchitas,
yo me defendía con el corno. Claro que de todos los instrumentos, uno que me
gustaba bastante era el acordeón, pero no salía muy favorecido
en éste, pues los tonos y los bajos me daban brega; toqué también hace muchos
años, una flautica de esas sencillas, de esas chiquitas que tenían ocho huecos,
y en ella interpretaba pasillitos y otras cositas por ahí. Yo grabé cuatro
numeritos tocando acordeón, pero no cantando.
En la empresa Sonolux, quisieron probar conmigo y me
pusieron a grabar con orquesta, y fue cuando hice un bolero de Valedor Ramírez y dos
de Arturo Ruiz del Castillo; la orquesta la dirigía Don Guillermo González y se
llamaba LA ITALIAN JAZZ.
El autor de LA CUMBIA DE LA PALOMA fue Rafael Ramírez:
Vamo a bailar la cumbia
vamo a bailar y a gozar la cumbia,
la cumbia de la paloma
currucu, currucucu, cu, cu, cu,
currucu, currucucu, cu, cu, cu.
Yo sólo puntié mi música y algunos números que le puntié
a mi hermano Agustín; y esto se debió a que yo quería conservar la individualidad
de nuestro estilo; además nosotros—los hermanos— cantábamos muy parecido y se
podrían haber hecho competencia unos discos con los otros, ya por la guitarra
o por la voz; el nosotros haber comprendido eso y haber conservado eso, es la
causa por la que nos mantenemos hasta el sol de hoy, y la causa de que todavía
recibimos elogios y el aprecio del pueblo, y que se nos considere pioneros de
la música parrandera, José, Agustín y Joaquín Bedoya; yo quise conservar mi
estilo, para que no se volviera demasiado popular; por eso cuando usted escucha
mi guitarra, aunque yo no haya cantado, usted dice:
—Ese es
José Bedoya.
Los punteros de guitarra fuertes de aquellos
tiempos, además de Guillermo Buitrago, fueron, los de El Trío Fonseca, Bovea, estaba
Leonel Ospina, Noel Petro y otros.
Estando yo en el apogeo demostré LOS
GOTEREROS, a Don Antonio Botero, a Don Guillermo de Bedout y a Don Otoniel
Cardona, que eran quienes recibían la música; y ellos no lo quisieron recibir,
dizque porque era una canción muy ofensiva, pues originalmente el coro decía:
Saquen pa 'fuera todos los gotereros.
Y ellos sostenían:
—Esa letra
no está mala, pero eso es como ofensivo con las personas.
Entonces no la aceptaron cuando yo la demostré por
primera vez; pero en otra ocasión, cuando Agustín mi hermano necesitaba grabar
otros números, la demostró, pues él también se la sabía y a él se la aceptaron,
pero eso sí, cambiando un poco la letra; y la grabaron para que fuera el
respaldo de otra canción cualquiera, y resulta que fue uno de los más grandes
éxitos de la canción parrandera.
Alberto Buitrago, en 1960, era un compañero mío
en el trabajo cuando yo laboraba en Tejicondor; y él me dijo:
—Hombe, yo
compongo también mis numeritos; no muchos, pero también compongo; por ejemplo,
tengo la idea de éste.
El no servía para hacer música, pero me leyó
la letra de EL CONDUCTOR, que en aquel entonces tenía 10 estrofas, cuando las
canciones que nosotros hacíamos sólo tenían 4 o 5 estrofas; entonces yo escogí
las mejorcitas de todas esas 10 estrofas donde él hablaba de la piñonería, del
aceite, del cardán, de los frenos y mucha palabra aumentada que no tenía como
mucha gracia; de todas esas estrofas yo llevé a Sonolux como unas seis, y allí
todavía le sacaron algunos rengloncitos; Don Guillermo de Bedout arregló esto
un poquito, pues en esa época se podía usar el doble sentido, pero sin llevarlo
a la vulgaridad. Se ensayó el número pensando que de pronto podría ser parado
por la censura radial, pero no pasó nada y salió vuelto un éxito muy grande. EL
CONDUCTOR es de las canciones mías que
más se ha vendido, porque fue grabado en muchos países, por diferentes
orquestas y Conjuntos como por ejemplo la versión de Juan Legido, quien lo grabó con ritmo flamenco; lo grabaron muchas orquestas
que lo hacen sentir a uno orgulloso, y lo mejor es que en todos esos discos
extranjeros dice muy claro, José A. Bedoya y Alberto Buitrago.
En 1970, apareció un aviso en el periódico El
Colombiano donde decía:
SE NECESITAN MECÁNICOS TEXTILES Y TEJEDORES PARA
TRABAJAR EN EMPRESA AMERICANA, LOS INTERESADOS PUEDEN PRESENTARSE AL HOTEL
NUTIBARA, A LAS 9:00 A.M. EL PRÓXIMO DOMINGO.
En esa época, la gente hablaba era de que se iban pa' Venezuela,
que se iban pa' Nicaragua, etc.; uno escuchando esas cosas, entonces le
agradan y se antoja uno también, le dan ganas de probar suerte; yo me presenté
y llene la aplicación con un poco de duda, pues yo no tenía mucha experiencia
en el ramo de la mecánica en Tejicondor; pero a los 8 meses llegó una carta a
la casa donde decían que me habían aceptado y que me presentara al Consulado
para continuar el papeleo; yo no quería irme.... y nunca quise, pues yo estaba
bien por aquí, las amistades, la música; pero yo estaba recién casado, dos
hijos recién nacidos, y la señora me dijo:
—Hay que
probar suerte.... y Estados Unidos es el porvenir para tus hijos.
Me fue entrando el cuento.... y me fui; allá llegué a
trabajar muy duro.... y a llorar.... recordando la vida de mi pueblo, mis
amigos, las amistades, la música.... y yo lloraba de día y lloraba de noche, no
sabía ni cómo estaba; y como mi esposa se había quedao, yo le escribía y le
decía que me regresaba; pero ella me imploraba que me aguantara. Entonces me
dijeron los patrones:
—Usted
está nostálgico, es porque no tiene la familia al pie; vamos a prestarle dinero
para que traiga a su familia.
Llevé mi familia.... y luego me adapté; y eso ya
hace.... ¡30 años! Yo allá no formé grupos musicales, y sólo tocaba la guitarra
para que no se me fuera a olvidar; allá no había
músicos de mi ritmo, no había conocidos, y aunque los hubiera, no había tiempo
para ensayar, y sólo quedaba la esperanza de los discos que yo había grabado
acá antes de irme. En esa época también salió una noticia de que a mí me había
comido un tiburón en las playas de los Estados Unidos; pero eso fue propaganda
para impulsar los discos que yo había dejado.
Yo siempre me sentí agradecido con lo que me pagaron
las casas disqueras, pues yo nunca había percibido esos precios así como de
repente; y cuando mis dos primeros discos fueron un éxito, me llamaron y me
hicieron un contrato de exclusividad por un año.
José Muñoz para mí ha sido uno de los grandes amigos
que aprecio mucho, por compañeros en la música, por compañeros de amistad, pero
a José yo lo aprecio mucho, ¡y gracias a Dios todavía está vivo!
A Leonel Ospina lo aprecio y es un gran guitarrista,
es un buen amigo y
nunca tuve contrariedad con él. A mí me llamaban EL CANTOR DE LOS DICIEMBRES y
en cierta ocasión Libardo Alvarez me dijo:
—Qué tan
raro que yo saco alguna cosita y llegan esos discos tuyos y me la tiran a la
olla.
Pero no con rabia, pues Libardo y yo hemos sido
grandes amigos.
Yo fui muy callado en una época.... y muy tímido; cuando
teníamos un programa en la radio, yo hacía fuerza toda la semana, me ponía muy
nervioso, tembloroso, yo veía el micrófono y me asustaba; pero yo fui viendo
que eso era bobada y que a uno lo animan son los aplausos, y entonces me volví
de autógrafos, felicitaciones, muchas jovencitas y todo eso me trajo mucha
alegría y orgullo".
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A continuación les dejo las carátulas de los 13 álbumes (2 de ellos fueron recopilaciones de éxitos) de José A. Bedoya publicados en formato LP de 33 RPM. Cabe aclarar que aproximadamente el 70% de la discografía del maestro José salió en discos de 78 RPM. No hay una cifra exacta de la discografía de José A. Bedoya, pero me atrevo a estimarla, de acuerdo a los discos que poseen los coleccionistas, en alrededor de 350 temas, incluídos los temas de música fría (pasillos, valses, corridos, rancheras) que grabó como solista y a dueto con otros cantantes.
A continuación les dejo las carátulas de los 13 álbumes (2 de ellos fueron recopilaciones de éxitos) de José A. Bedoya publicados en formato LP de 33 RPM. Cabe aclarar que aproximadamente el 70% de la discografía del maestro José salió en discos de 78 RPM. No hay una cifra exacta de la discografía de José A. Bedoya, pero me atrevo a estimarla, de acuerdo a los discos que poseen los coleccionistas, en alrededor de 350 temas, incluídos los temas de música fría (pasillos, valses, corridos, rancheras) que grabó como solista y a dueto con otros cantantes.
:) gracias
ResponderEliminarERAN TRES HERMANOS ELLOS
ResponderEliminarPROCEDENTES DE FRONTINO,
PAISAS AL MEJOR ESTILO
E HISTÓRICOS EXPONENTES
DE LA MÚSICA CALIENTE
CON SUS LETRAS PICARONAS.
LOS TRES HERMANOS BEDOYA
JOSÉ, AGUSTÍN Y JOAQUÍN,
SON GLORIA DE MEDELLÍN
Y LA PARRANDA EN PERSONA.
Jose A. Un ser humano extraordinario, agradable en su conversacion,culto, sensible, carismatico, de un especial acento antioqueño al hablar y un afecto grandisimo por su pueblo natal y sus raices.
ResponderEliminarme podrian decir de quien y donde puedo escuchar la cancion el paisa atravesao
ResponderEliminarola buenas noches soy nuevo pero quiero saber si alguien sabe kien canta la cancion de linda amapola
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