Biografía de Manuel Suescún
Cuando uno habla con músicos, compositores o cantantes, que de alguna manera tuvieron que ver con la música parrandera, casi todos comentan:
Cuando uno habla con músicos, compositores o cantantes, que de alguna manera tuvieron que ver con la música parrandera, casi todos comentan:
—Yo grabé
con Manuel Suescún como guitarrista puntero.
Como me lo mencionaban tanto, entonces fui yo quien
preguntó:
—Bueno, ¿y
quién es Manuel Suescún?
—Manuel
Suescún es un señor moreno, alto, puntero de los buenos y gran persona, pero
que hace muchos años se retiró de la actividad musical y ya casi no se reúne
con nosotros los músicos.
Conseguí el teléfono de su casa, lo llamé, y de inmediato
me di cuenta de la gran amabilidad y cultura de este hombre. Al día siguiente,
llegó muy puntual al sitio de encuentro y efectivamente, es un señor moreno,
acuerpado, como de dos metros de estatura, que da la mano con todo el gusto y
la calidez del caso, amable, educado, cortés, buen conversador, ameno en su
charla y que hace 19 años está totalmente retirado de todo cuanto tiene que ver
con la música popular; mas no de la música, pues sigue cantando, sigue tocando
igual o mejor, tiene un trío, pero ahora sólo le canta a Dios, a su creador, a
su salvador, quien desde que Suescún se retiró de farras, licor y parrandas ha
sido su guía y el faro hacia donde Don Manuel siempre se dirige.
Don Manuel Suescún con su porte, su paz interior,
su amabilidad y su respeto por los demás, esto me comentó:
"Nací en Fredonia (Antioquia), el 25 de febrero de 1931;
mis padres eran Roberto Suescún y Paulina Villa, fuimos seis hermanos, de los
cuales el mayor también tuvo gran gusto por la música, pero no perseveró. Mi
padre tocaba un poco de bandola y el tiple, pero de una manera irresponsable,
pues las melodías sólo le salían parecidas. Nosotros vivíamos en el campo, casi
que aislados de la sociedad y fuimos muy pobres, nos tocó cultivar la tierra,
yuca, fríjol, maíz, papa, trabajar materialmente y si alguno estudiaba era sólo
la primaria cuando más; nuestros padres tenían una visión muy distinta en
cuanto al futuro de los hijos y les gustaba que uno trabajara para poder
colaborar en la manutención del hogar; la economía de mi hogar fue muy reducida
y sobre todo que mi papá fue muy tomatrago.
Mi amor por la música se inicia cuando yo veía
tocar a mi papá con sus amigos en las fiestas, vísperas de matrimonios, en fin,
yo miraba cómo tocaban el tiple y qué tonos hacían; yo tenía 5 o 6 años y mi papá
no nos dejaba tocar los instrumentos porque estábamos muy niños, pero cuando él
se iba a trabajar, muy al escondido, mi hermanito y yo tomábamos la lira y el
tiple y empezábamos a tocar algunos tonos que habíamos visto la noche anterior;
y cuando ya tenía yo unos 8 años, mi papá vio que sabíamos algunos tonos y
entonces nos largó los instrumentos; mi padre fue mi primer maestro en cuanto a la visión, pero nunca me indujo a
estudiar música, y a él tampoco había que aprenderle mucho, pues sólo tocaba por
ahí pasillitos y acompañaba, pero no cantaba.
Mi hermano Octavio tenía 22 años y yo 20, cuando formamos
un dueto y llegamos a Medellín, al barrio Villa de Guadalupe, que en ese
momento apenas se estaba formando, escasas calles, muchas mangas y cero de pavimentación;
yo tocaba la bandola y mi hermano la guitarra y el tiple, y de las primeras
relaciones que tuvimos aquí fue con un señor llamado Alejandro Sarrazola que
trabajaba lavando arena y nosotros laborábamos en una construcción por
Aranjuez; un sobrino de Sarrazola trabajaba con nosotros en la construcción y
nos habló de su tío que cantaba y tocaba la guacharaca, y entonces nos hizo
amigos.
La primera lira que yo tuve, la conseguí en la
montaña, en Fredonia y cuando llegué a Medellín todavía la traía, y es más,
todavía la conservo, pero se me olvidó totalmente interpretarla; fue construida
por José Arbeláez y he querido venderla, porque cuando llegué a Medellín, yo me
di cuenta de que la bandola no era un instrumento rentable, entonces vi la
necesidad de tocar guitarra. Estaban los hermanos Gutiérrez —o sea LOS TROVADORES
DE LA VEGA—, en su apogeo, y uno de sus discos, ME VOY LEJOS, sonaba por toda
parte, y uno de ellos —Eduardo— me vendió la primera guitarra que yo tuve, y en
ese tiempo ellos para mí eran como dos monumentos.
Cuando uno ama la música, no ve la hora de algún día
escucharse en el disco; pero cuando uno se hace profesional, ya es un trabajo
como cualquiera y a veces, hasta pereza le da a uno; pero al principio es una
enfermedad en la que uno no ve la hora, y se desvela, y estudia y se humilla
ante las casas de discos para ver si lo tienen en cuenta a uno, y hasta lograr
conseguirlo; ¡hay que pagar un precio caro para llegar a la cima!
Mi hermano se fue lejos, se fue de la casa y yo me
alié con
Sarrazola y formamos el dueto LOS SARREZANOS, y hasta grabamos un disco de
música fría pero no recuerdo el título; mi hermano se había colocado en el
Magdalena Medio a trabajar en una hacienda y
me invitó, me fui
para allá y me quedé trabajando la ganadería; pero el disco de Sarrazola y yo
se vendió mucho, entonces nos buscó discos Ondina para nuevas grabaciones;
Sarrazola trató de localizarme, no me encontró y él las hizo con otro compañero
llamado José Vélez; cuando regresé hicimos de nuevo el dueto, pero ya caímos a
Sonolux, donde fuimos exclusivos para el sello Lira, durante 1960; a los dos
años el dueto se desintegró, y me encontré con Pedro Nel Isaza y formamos el
dueto LOS J1BARITOS, de los cuales quedó bastante música porque grabamos muchísimas
canciones en todos los sellos, por ejemplo en Victoria hicimos COPAS Y LLANTO
un pasillo de mucha venta, en discos Metrópoli hicimos LATIDOS DEL CORAZÓN,
para discos Colombia hicimos SEIS COPAS, y en total fueron unas 100 canciones
casi todas hechas en 78 R.P.M., pero para discos Fuentes hicimos un L.P.
Yo me retiré de la música popular hace 19
años.
A mí me quedaron raíces parranderas después de que estuve
con Sarrazola, pues ya tocaba la música de Buitrago, y de José A. Bedoya que
comenzaba a brillar, y la tocaba en otro grupo con Alonso Puerta, hermano de
Miguel Ángel Puerta, el del DUETO RIOBAMBA; y cuando ya los cantantes de esta
música vieron que yo tenía swing para interpretarla, comenzaron a llamarme para
que acompañara a uno y a otro; primero grabé un disco mío, en Silver, un paseo
y la guaracha NO CUMPLISTE; después lo hice con Libardo Álvarez, LOS
RELICARIOS, le puntié LAS TRABAJOSAS a Sarrazola y también EL CHOFER
ENGUAYABADO.... ¿cuánta música no grabaría yo, haciéndolo durante 30 años?
A Agustín Bedoya le puntié mucha música y a Joaquín le
puntié un número en Sonolux; trabajé mucho con José Muñoz, también con EL
RELICARIO Germán Rengifo, y le puntié mucha música fría a los dos figurando
como LOS RELICARIOS, boleros, tangos, pasillos en fin.
Gildardo Montoya había grabado algo con acordeón, pero
hubo alguien que le habló bien de mí y un día se me acercó y me dijo:
—
¿Usté cuánto me cobra por hacer una 'demostración'
en discos Colombia?, que yo estoy seguro que si voy con usté, me la aceptan.
—
Esto lo
recuerdo yo con mucho cariño, porque fui y lo acompañé y le escogieron unas
canciones, EL CHOFER Y LOS BIZCOCHOS, EL DE BOLOMBOLO, SECUESTRARON MI SUEGRA y
otros; cuando regresamos de la 'demostración' me dijo:
—Bueno
hombre, ¿cuánto le debo?
—
¿Qué me vas a deber?, no me debes nada, ¡a la orden!
—Entonces,
tené yo te regalo estos 5 pesos hombre.
Gildardo siempre iba a mi casa en una moto que tenía, y
cuando había que grabar me comprometía un mes antes, porque a mí me llamaba el
uno y el otro y el otro; un sábado debíamos grabar, y el viernes anterior —como
yo trabajaba en la Fonda Antioqueña—, laboramos hasta tarde, luego dimos unas
serenatas, me emparrandé y como a las 4 de la mañana me quedé dormido en una
mesa; yo tenía que estar en discos Victoria a las 8 de la mañana, y a esa hora
exactamente, desperté en la mesa y recordé el compromiso, miré y no vi mi
guitarra por ningún lado, entonces le pregunté a un mesero:
—Hermano,
¿dónde está mi requinto?
—No señor, yo no sé.
Un músico me prestó otro requinto y me fui pa' la
fábrica; cuando toqué la puerta, me abrió Otoniel Cardona, el dueño de la
fábrica y me vio todo borracho:
—Suescún,
¿qué le pasó?
—Don
Otoniel, me emborraché, y vengo a decirle que así no puedo grabar.
Pero como yo tenía el swing, el sabor para eso, y
él como empresario lo sabía, entonces me dice:
—Éntrese
hombe.
Y llamó al administrador de la fábrica:
—Gabriel,
consígale un par de sodas a Suescún, y un par de Alka Seltzer.... y usté
siéntese por ahí.
Allí estaban, Joaquín Bedoya, Neftalí Alvarez, Gildardo
Montoya, José Muñoz y yo era el puntero; dormí como hasta las 9:30 después de
tomarme el brebaje, pero Don Otoniel no quiso llamar otro puntero; comenzamos a
grabar un L.P a las 10 de la mañana, terminamos a las 4 de la tarde, y el disco
se llama DELE POR AHI, que lúe uno de los grandes éxitos en la vida de
Gildardo.
Varios cantantes me esperaban a mí cuando
yo tenía otros compromisos, porque les gustaba grabar conmigo, pero no porque
yo era un gran músico.... sino porque tenía swing.
En mi estilo creo que no tuvo que ver Guillermo
Buitrago, pero estoy seguro que sí tuvo que ver José A. Bedoya, a quien yo le he
admirado el gusto y el swing con que toca. José A. y todos ellos son muy amigos
míos, pero José A., era un poco egoísta para puntiarle a los demás, pues él
sostenía que si le puntiaba a los otros su estilo se quemaba.
Yo puntié unas pistas para una orquesta argentina, donde se
incluían dos guitarristas, siendo el otro un gran músico, Lito Paniagua; allí
todos los músicos leían, menos yo, que hice el trabajo contando compases,
mientras ellos leían yo contaba compases; en la grabación sólo se falló en dos
ocasiones.... y yo no fui el que falló.
Antonio Posada era un culebrero, y Carlos Muñoz era un
barbero de aquí de Aranjuez, que se fue para La Dorada y allí murió. Yo conocí
a LOS TUMAQUEÑOS, pero como músicos me parecían muy regulares, fueron amigos
míos y cantaban bueno.
A Luis Carlos Jaramillo lo acompañé en
muchas grabaciones y casi en todas las casas disqueras, y en ese entonces en
el grupo de Jaramillo, estaba Miguelito Ospino en la trompeta, a veces el
clarinete lo tocaba Ramón Paniagua, también estaba Alejandro Sarrazola en los coros, la guacharaca y la
animación.... y
otros músicos que no recuerdo.
Yo trabajé en unos almacenes de aquí de Medellín, pero el
sueldito era muy reducido y casi no me alcanzaba; ya la música me daba algún
dinero, pero a mí me daba miedo retirarme de los almacenes, porque pensaba que
con la guitarra no iba a ser capaz de sostenerme; un día me encuentro con
Sarrazola y conversamos del tema, entonces me dice una frase que la recuerdo
toda la vida:
—
¿Cómo que le da miedo dedicarse de lleno a la
música, porque teme no ser capaz de sostenerse?... me sostengo yo con una
guacharaca, ¿no se va a sostener usté con una guitarra?
Y esto fue de gran ánimo para mí, y me
hizo abandonar el empleo que tenía en el almacén y por fin dedicarme de lleno a
la música; las palabras de Sarrazola, me ayudaron siempre a ser quien soy en el
ambiente artístico.
Para mí, quien inició la música parrandera en Antioquia
fue Carlos Muñoz, y también Luis Carlos Jaramillo.... aunque hubo muchos en esa
época.
Cuando Félix Ramírez acaba LOS TROVADORES DEL RECUERDO,
entonces sigue grabando con Eva Arbeláez, y es a mí a quien le toca puntiarles
sus canciones.
Con Judith Arboleda grabé muchas veces, y hasta pa' Venezuela
hicimos una canción titulada MI DESTINO FUE QUERERTE, en discos Victoria;
también grabé con Consuelo Pérez, pero después ella se perdió de la ciudad.
Yo trabajé 7 años en la Fonda Antioqueña; pero también he
actuado en el Hotel Nutibara, Hotel Veracruz, Hotel Intercontinental, he
cantado a bordo de los aviones de SAM, y en muchísimos lugares.
En cuanto a actuaciones a uno le pagan de acuerdo a
una tarifa, lo mismo en las grabaciones, pero en la regalías es muy
difícil decir si a uno le pagaban bien o mal; a mí todavía me dan regalías en Victoria, cada que voy me pagan 30 o 40 mil pesos,
y ¿qué puedo decir yo?
—
¡Ah, bueno!
—
Yo he compuesto bastantes obras, pero sobre todo rancheras,
corridos y música del
interior.
Yo fui siempre en la música una persona sencilla, y
siempre donde me guardaban respeto, ahí estaba bien; nunca menosprecié a
cualquiera que venía a grabar conmigo.... ¡nunca! ;jamas le dije a nadie que lo
hacía mal, o que no servía, eso no lo hice nunca.
Yo creo que soy el único que le dijo a Sonolux, a
Victoria y a Metrópoli:
—Vea, no
me llamen más, que no voy a grabar más.
Y no grabé
más; y en Victoria me dijeron:
—
¿Usted por qué va a dejar la música?
—Hombe, yo quiero arrepentirme.
—
¡Sí!, pero acuérdese que del Evangelio no va a
comer; usté no se deje lavar el cerebro, usté es de aquí, ¿quiere ganar más
plata o qué?
—Mejor
dicho, no me llamen, para no decirles que no vengo.
Y en ese momento yo no tenía de qué vivir.... eso es tremendo;
yo había tenido muchos desengaños de los colegas, de aquellos en que yo más
creía y que se habían vuelto tan tráfugas, pues le hacían a uno la guerra sin
razón; y para qué voy a mencionar nombres aquí, pero se vinieron en contra mía
a tumbarme las grabaciones, a desacreditarme, y me dio por cambiar.... y he llegado
a una nueva vida, donde hay una gente que tiene transparencia, donde hay
afecto, donde se te sirve sin ningún interés.... y estoy feliz en mi nueva
vida; recuerdo a mis antiguos amigos y quisiera saludarlos; ayer por ejemplo
llamé a Octavio Mesa, y quisiera saludarlos a todos, pero lo extraño es que lo
que hace que yo tengo la fe en Cristo, ninguno me volvió a llamar, ni ninguno
volvió a mi casa.
Yo todavía toco y tengo un trío, pero sólo interpretamos música
cristiana; yo toco lo mismo y hago campañas en Cristo, lo que pasa es que ya no
toco que AQUELLA ME DEJÓ, que ME VOY A EMBORRACHAR, ¡no!, yo toco música
cristiana, que me llega al alma porque siento que le estoy cantando a Dios.
El que no conoce a Dios, o que piensa que Dios es la
plata y vive desesperao, viendo cómo se gana un peso más pa' parrandiáselo o dáselo a
las mujeres o tantas cosas.... es un desgraciado, y nunca sacia su apetito,
nunca se ve satisfecho; se gana una cantidad de plata y quiere más, gasta y
quiere más; en cambio el amor de Cristo ¡sacia el corazón del hombre!; todos
tenemos un vacío en el corazón, que no lo llena la riqueza ni nada.... solamente
lo llena Dios.
Tengo actualmente un hogar feliz y unos hijos que
son una bendición; tuve tres hijos, pero uno falleció en un accidente de moto, y los
otros dos están muy bien organizados.
Vega del Río fue bastante amigo mío, lo mismo
que Muriel, ambos fueron excelentes letristas.
Yo me inicié con Arturo Ruiz del Castillo, y
muchas veces le pedí letricas a él.
John Castro fue un bolerista que se reunía con
todos nosotros, cuando íbamos tanto al bar Canadá.
Los dos bajistas más importantes de aquella época
fueron Don Jesús Vanegas y Luis Eduardo Gutiérrez. Como punteros se destacaron
Gildardo Zapata, Horacio Galeano, Leonel Ospina y José A. Bedoya que sólo
puntiaba lo que era de él; y entre los marcantes había uno destacado Miguel
Ángel Puerta.
Yo no acostumbré tomar aguardiente para grabar,
aunque a mí me lo permitían.
Una vez fui a discos Fuentes a hablar con Pedro
Fuentes; había un portero nuevo quien me dice:
—A la
orden; ¿usté pa' ónde va?
—Necesito
entrar.
—Y, ¿a
quién necesita?
—Yo no
necesito a nadie, a mí me necesitan.
Tal vez fue un acto de orgullo porque yo estaba de
afán, pero
el portero era nuevo y su actitud fue como muy prevenida.
Hoy en día hay música muy buena, pero naturalmente todo va
cambiando, ya no se puede esperar otro Guillermo Buitrago, otro José A. Bedoya,
otro Gildardo Montoya, pero aparecen otros personajes y todos tienen su
época.... pues qué tal, que a uno no le pasara el tiempo; entonces qué hacían
los demás que quieren surgir, por eso tenemos que pasar unos, para que otros
surjan.
Yo actúe varias veces en emisoras, Radio Popular, Ecos de
la Montaña, Emisora Claridad y La Voz de Medellín en el Peso Fabricato; claro
que en ese tiempo sólo me llamaban a acompañar.
Valedor Ramírez es mi amigo, es muy querido,
trabajó en Sonolux y conoce mucho mi música y la música en general, además fue
quien cantó primero MÁNDEME AGUINALDO.
No he tenido la dicha de conocer al 'Mono' González.
Medellín, en aquel tiempo de la música parrandera era un
cielo, y había admiración por las cosas que uno hacía, uno era valorado, había
mucho respeto y la música era de quilates.... ahora no es así.
Nosotros grabamos mucha música, y nos pagaban, me parece
que eran los jueves, y a veces teníamos tanto trabajo que no había tiempo de
recoger los cheques; que en la mañana para Codiscos, por la tarde pa' Sonolux,
al otro día para Metrópoli, todo el tiempo copado y hasta de noche, pero el día
que de pronto no había grabación, recogíamos los cheques y salíamos de la
fábrica con ellos, pero después no sabíamos a dónde quedaban.... ¡eso era tremendo! 1
Antes de Pedro Nel Isaza, el máximo
compositor era Vega del Río, pero
también Alfonso Muriel; otros grandes compositores son José Muñoz y Bernardo
Saldarriaga.
Estábamos en una fiesta en Copacabana —en casa de una
hermana de José Muñoz—, y yo dije:
—Si
tuviera huevos, le fritaba huevos, pero no hay manteca.
Gildardo Montoya me oyó; era sábado por la noche, y al
miércoles ya estábamos grabando EL ARRUINADO.
En muchas canciones, los compositores nos admitían —a
nosotros los músicos—, que hiciéramos algunas sugerencias.
Yo guardo muy buen recuerdo de aquel tiempo de la música
parrandera, y quisiera volver a ver mis viejos amigos y saludarlos; pero mi
vida actual no tengo con qué compararla.... la plata no es tanta, pero la
tranquilidad es inmensa.... y la tranquilidad no se compra con nada.
Mi sangre todavía lleva adentro ese microbio
musical.
El ambiente en la Fonda Antioqueña era un
ambiente muy bueno, muy familiar, seleccionado, un buen servicio; usted llegaba
allí con su novia, su madre o su amiga y nosotros arribábamos a su mesa:
—Buenas
noches, queremos complacerlos con una canción de cuenta de la casa.
La gente se sentía halagada y nosotros temamos un
repertorio de más de 1.000 canciones, que cada día atraía más gente a ese
negocio; el trío se llamaba PLENILUNIO, y mis compañeros eran Carlos Acevedo ya
fallecido y Antonio Muñoz.
En mi vida todo cambió para bien.... ¡y muy
bien!".
No hay comentarios:
Publicar un comentario