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jueves, 27 de enero de 2011

ÓSCAR VELÁSQUEZ


Biografía de Oscar Velásquez

El TRÍO AMÉRICA, ha sido uno de los más populares tríos de la ciudad de Medellín en todos los tiempos: su categoría, dis­ciplina y trabajo han hecho de este grupo uno de los abanderados y pilares de la música de cuerdas de nuestro departamento; y este trío siempre ha sido liderado por un hombre, amigo, querido, sen­cillo y buena gente llamado Oscar Velásquez; puntero de guitarra y de los buenos, vinculado desde varias décadas atrás a la canción fría, boleros, pasillos, bambucos y los demás aires interioranos, pero que además tuvo su buena incursión en la música de parran­da. Acompañante de figuras como Noel Petro, Nono Narváez, Cristóbal Pérez o Julio Brazo, este músico antioqueño se ha co­deado con lo más granado de la música romántica de nuestro país.

De origen humilde y sencillo, Óscar ha ido escalando pelda­ños en el panorama musical paisa, y hoy en día, su TRÍO AMÉ­RICA, brilla muy alto en el firmamento musical nacional. Cuando le comenté de mi proyecto sobre la música parrandera, inmedia­tamente me invitó a la maravillosa sede del TRÍO AMÉRICA, en la ciudad de Medellín, y en medio de la cordialidad de toda su gente, esto me confesó:

"Yo nací aquí en Medellín, en un barrio que lo quiero bastan­te, Robledo.... el 16 de noviembre de 1935.

Yo vengo de familia de músicos, pero en esa época tratar de sobresalir era muy difícil; mi papá Félix Mariano Velásquez, con Julio Velásquez y Luis Velásquez, eran mis familiares cercanos —todos de Robledo—, que tenían que ver con la música; los dos últimos, tíos míos, y ellos tenían una estudiantina de tiple, guitarra y bandola.

A mí me bautizaron en Robledo, estudié en la escuela de Robledo, y cuando cumplí 11 años, ya tenía un tiplecito que me costó 18 pesos; nos fuimos a vivir a la Floresta, y por allá lo cambié a una guitarra sin que mi papá se diera cuenta, un tiple Pepe Arango muy bueno y yo le decía a mi papá que lo tenía otro compañero, pero era que a mí me gustaba más la guitarra.

Mi papá era muy bueno para la bandola y tuvo fama de buen 'bandolero'.

Cuando yo llego a vivir a la Floresta, me conocí con un gru­po que todavía llaman LOS MENSAJEROS, que eran de La Loma, Óscar Paniagua, Eladio Cano, Daniel Álvarez, Hernán Cano y yo entré a tocar tiple con ellos, pero seguía gustándome la guitarra, claro que yo era el menor del grupo, era un pelao y sólo tenía 14 años; además todos trabajábamos albañilería y como algunos de ellos se emborrachaban los sábados, yo me fui mez­clando con otros grupos, hasta que dejé ese, mi primer conjunto.

Conocí a Eduardo Palacio que me llevó a discos Ondina a grabar, y allí mi primer disco fue —en el tiempo de la violencia— Pabón Querido; homenaje a un caserío de Urrao llamado Pabón, y es en ritmo de pasillo. Seguimos grabando como dueto LOS TRIGUEÑITOS conformado por Palacio y yo, y tocábamos era música parrandera como LA CAMISA ROTA, SUBIERON LOS PASAJES (que estaban a 10 centavos y subieron a 15), en esa época unos temas los puntiaba yo y otros Leonel Ospina; después hice un trío con el propio Leonel y su hermano Alfonso, nos manteníamos por Caldas y Amagá y nos conocían como LEONEL OSPINA Y SU TRIO, pues él ya estaba grabando y cogiendo nombrecito, tocábamos de todo tipo de música, incluso parrandera; después Leonel se va a trabajar como director artís­tico de música parrandera a Silver, se separa de nosotros y ya no iba al bar Canadá, que quedaba en Amador entre Carabobo y Bolívar, pues ya él cambió y se iba donde los músicos pesaos al Grillón, Primero de Mayo, El Escorial, en fin.

Una vez a mí me llamaron a grabar con Antonio Posada, después de que Leonel dejó de puntiarle a él, y recuerdo que hicimos una canción que llama EL TUMOR:

En mi barriga tengo un tumor
que casi estopara reventar....

Antonio Posada —el cantante de este tema—, era el tipo más querido de los músicos en el mundo; cuando yo salí de gira con el TRÍO CARIBE —Nono Narváez, Cristóbal Pérez a quien le puntié LA NEGRA CELINA, y yo—, llegamos a Cartago (Valle), y fuimos a buscar hotel, que lo conseguimos rápido, pero cuando volvimos con la guitarras nos dijeron:

   ¡Ah!, ¿ustedes son músicos?, no, aquí pa' músicos no hay hotel; se van rapidito, o los sacamos.

Nos hicieron devolver y nosotros muy confundidos regresamos a las oficinas de la Flota Magdalena; dejamos otra vez las guitarras, seguimos buscando, y junto al parque de Cartago había una fila de gente que subía por una escala hacia un segundo piso; sigo la fila que era para un medico famoso, y quien estaba rece­tando era Antonio Posada 'el Grillo', pues recuerde que él era culebrero y yerbatero; y cuando lo veo, me da esta alegría y le digo:

   ¡Toño!
    
   ¿Cuál Toño hombe güevón?, decime Doctor, hijueputa.

Le conté la situación y me dijo:

   ¿Cuántos son ustedes?

—Con el representante somos cuatro.

Llamó por teléfono a una señora y le comentó:

—Allá van cuatro amigos míos músicos, hospédelos, deles toda la comida que quieran, que yo pago todo.

Eso hizo Antonio Posada; y eso mismo Trizo Edmundo Arias con nosotros en la ciudad de Cali; pero Antonio era el hombre más chistoso que había, sin ningún problema; muchas veces ama­necimos tomando trago en el Canadá —todos pelaos, sin una moneda—, y ese tipo a las 8 de la mañana se iba pa’l hotel—un hotelito en Carabobo entre San Juan y Amador—, y nos decía:

   ¡Voy a conseguir plata!

Traía las culebras, las sacaba ahí en la Plaza de Cisneros, amanecido, decía su retahila y volvía donde nosotros con todos los billetes arrugados, a pagar lo que debíamos; Antonio Posada nunca tuvo un peso de él y todo lo compartía con los amigos.

A Cristóbal Pérez le dio por tomarse un mata ratas Folidol, y se suicidó; no sé por qué, pero decían que estaba sufriendo de los pulmones, y Anita Osorio —que labora en un mariachi—, como que era la novia de él, y tampoco lo quería; Cristóbal era guitarrista y quien hacía el contralto en el trío; en LA NEGRA CELINA yo punteo y Adolfo Castro toca el trombón; Adolfo todavía toca y vive en Bogotá, y aunque está un poco veterano recuerde que fue músico de LA TROPI BOMBA.

Yo grabé en discos Victoria como ÓSCAR VELÁSQUEZ Y SU GRUPO; con Edmundo Arias hice muchas grabaciones en Codiscos, en Sonolux y para la C.B. S. con arreglos de Enrique Aguilar; claro que todo esto como solista, pues con el trío son muchísimas las grabaciones; yo hice también una pieza que fue mucho palo, EL CARRETÓN:

Te llevaré en mi carretón negrita
te llevaré en mi carretón mi cielo....

Este fue con arreglos de Carlos Piña.

En cierta oportunidad estaban en Victoria grabando, cuando llega Leonel Villegas, el del dueto LOS MÉDICOS y me dice:

—Óscar Velásquez, lo llaman por teléfono de la C.B. S. de Bogotá, como que lo van a meter a la cárcel por pirata—yo creí que me estaba tomando el pelo, pero cuando llegué a la casa me llamaron de la editora:

—Óscar, tenemos aquí un marconi donde dice la C.B.S. que usted no puede grabar con discos Victoria.

Yo cantaba en la C.B.S. música romántica y aquí en Victoria estaba cantando música tropical como solista; pero C.B.S. se ganó esa vaina y tuve que permanecer dos años grabando con ellos, en Ingerson en Bogotá.

Pedro Nel Isaza es muy buena gente, es un compositor muy prolífico y muy querido.

También grabé con Noel Petro un tema, en 1955, a Luz Marina Zuluaga, reina mundial de la belleza, composición de Mar­co A. Posada y yo lo punteo:

Luz Marina miss universo
eres orgullo de Colombia....

Ese lo grabamos para discos Fuentes y como le digo era de Marco A. Posada, zapatero que trabajaba junto a la Barbería Argentina, y es el dueño de la canción EL TREN LENTO.

Yo le puntié música a Lucho Yepes, y también a LOS RELICARIOS en Codiscos; grabé como solista mucha música para R.C.U.; yo viví mucho tiempo solamente de la grabación, hacien­do trabajos con mucha gente.

Aquí en Medelhn vivía un ciclista llamado Carlos Orejuela, además era locutor de Radio Reloj y vivía en el Restaurante Lati­no —donde se mantenían Chepito Giraldo, Raúl López, Edmundo Arias, Noel Petro, Julio Erazo— y la dueña era una señora Doña Encarnación; Julio Erazo estaba sacando una canción:

Me perdonan pero fue que yo
el día primero pa' calmar guayabo
fui onde Alirio y me tomé unos tragos
y el guayabo no se me pasó
vino un trago y llegó el otro trago....

Eso que se llama el COMPAE CHECHO, lo grabamos no­sotros primero que cualquiera; pues con él hice muchas grabacio­nes, como LA MATICA DE HIGUERÓN, pues Julio me puso a mí a tocar guitarra eléctrica, y con la eléctrica son la grabaciones con Julio, que también era guitarrista.... pero puntero regular; cla­ro que Julio ¡ es un amigazo!, pues fíjese que cuando Noel Petro se fue para Bogotá en busca de nuevos horizontes, Julio aquí se encargó de la familia de Noel; íbamos a grabar a Fuentes y des­pués pasábamos a La Candelaria, y allá llenaba las cajas y se las llevaba a la esposa y a las hijas de Noel; Julio fue muy querido.

¿Usted recuerda a G1NA?:

Gina, guamalera preciosa
Gina, guamalera divina....

Eso se lo punteo yo; es que las grabaciones de Julio aquí en
Medellín, después del año 60, todas se las punteo yo, ROSITA GUAMALERA, era otra que decía:

Tengo el pañuelo que me dejaste
cuando nos separamos

Huele a tu aliento huele a tu aroma
y a tu perfume humano

Ay morena del alma ¿por qué no regresas
a ver cómo me has dejado?...

Esa canción es de Julio; pero lamentablemente yo no le paré bolas a esas grabaciones.... y en este momento esas canciones son valiosas.

Leonel Ospina cambió demasiado en ese tiempo, y por eso es que nosotros, hoy en día, somos así con él, no le ponemos mucha atención, porque él cambió mucho con nosotros, y cuan­do entró a Silver se puso de cachaco a toda hora y cambió mu­cho con nosotros; un día llegó al Grillón —yo ya estaba en el Grillón—, y me dice:

—A vos, ¿sí te va bien con esta cosa?

—Claro hermano, yo trabajo.

—Yo sí no mijo, yo me casé y tengo una finca aquí por Sonolux.

Leonel llegó a ser de la misma barra que tenían Víctor Hugo Ayala, Alberto Granados, Lucho Ramírez, Alberto Osorio, que tenían muchas amiguitas y él quiso llegar a la misma cosa de ellos; y esas sí lo cogieron y lo exprimieron, y él como que se casó con una de ellas.

En el bar Canadá nos manteníamos José Muñoz, José Bedoya, Agustín Bedoya, Neftalí Álvarez, el Negro Muriel, Vega del Río, Pedro Nel Isaza, Luis Carlos Jaramillo, Mario Riverol, Miguel Nova y una cantidad de músicos que llegaban a distintas horas y que muchas veces allí ensayaban para poder ir a 'de­mostrar'.

En mi juventud yo vivía en la fracción Blanquizal de Roble­do; mi papá tomaba mucho trago, se gastaba la plata, entonces yo estudié sólo hasta la edad de 9 años —yo me capacité des­pués de viejo—, luego estudié en Indesco, pero en la infancia lo había hecho en La Rioja, y arriba en la Mariscal Robledo, junto a la iglesia, donde estudié con Humberto y Lalo Burgos, mis ami­gos; yo a Lalo lo quiero como.... ¡ eh avemaria!; yo un día, no sé por qué, llegué donde Don Octavio Burgos —el dueño del tradi­cional café El Jordán—, y me convertí en el que aseaba las pisci­nas, arreglaba los baños, trapeaba, barría y cuando había invier­no, el agua se taquiaba en la quebrada, no llegaba a El Jordán, y yo iba y arreglaba todo eso; muchas veces, ahí junto a El Jordán, por no ir a Blanquizal, yo me quedaba durmiendo en la camioneta de Güin, en el carro de Arsenio Casas o en el de Toño Negro, y al otro día, me levantaba y me bañaba en las piscinas de El Jordán.

Edmundo Arias —una gran persona—, fue muy amigo mío, y un día me dice:

—Vos, ¿qué vas a hacer mañana negrito?

   ¡No!, nada Edmundo, ¿por qué?

—Es que voy a grabar en Ondina, y quiero que me acompañes allá.

Al otro día comenzó la orquesta, y en la mitad de la graba­ción me dice el Maestro:

—Negrito, yo voy hacer allí una vuelta, así que dirigime esta grabación mientras yo regreso.

   ¿Pero Maestro?

—No negrito, vos sos capaz, vos sos capaz.
Me quedo yo, me pongo los audífonos y voy a darle la en­trada al cantante, a quien estaba allá, que era Carlos Mejía Saldarriaga, que trabajó en R.C.N. como locutor; y por ninguna parte me entraba este hombre, y se me vino a la cabeza:
   ¡Qué encartada me pegó este cabecenido hijueputa!

Carlos Mejía Saldarriaga —que era un gran declamador—, no sabía qué era un compás, no sabía qué era una entrada; y al otro día por la mañana llamo a Edmundo:

   ¡No seas hijueputa!

—Jua, jua, jua, jua, jua, jua....

Muerto'e la risa:

   ¿Cómo es que me haces esta, malparido?

—Jua, jua, jua, jua, jua, jua....

Y me colgó el teléfono.

Y en cierta ocasión venía a cantar aquí y a grabar Alberto Granados, entonces le dijeron a Edmundo que hiciera los arre­glos:

—Bueno, yo hago los arreglos, pero consigan quién lo dirija.

Y tampoco podía de la risa, cuando le dije:

   ¡Yo te lo dirijo hijueputa!

Antonio Posada, es de los pioneros en la música parrandera, con su GRILLO, QUE LO DIGA ELLA y en general todos sus temas; más tarde aparece José Muñoz con LOS BELLADINOS, y el 'Mono' González también hizo canciones de éstas pero yo no lo conocí.... y Carlos Muñoz:

Si la parranda continúa yo regreso
pero me traigo un buche de ballena....

A mí siempre me gustó la música de Guillermo Buitrago, la de BOVEA Y SUS VALLENATOS y yo trabajé con un trío que se llamó EL TRIO FONSECA; Efraín González, que murió hace dos años, fue muy amigo mío; Gustavo Rada también amigo mío que afortunadamente está vivo y Fontanilla, eran los integrantes de este trío.

Un día en Bogotá le dice Nono Narváez a Julio Bovea:

—Mira, te presento a Óscar Velásquez.

Y ni siquiera me dio la mano el desgraciado ese; pero una vez estábamos trabajando para Pablo Escobar, en una fiesta donde había trago y coca hasta pa' tirar pa' rriba; nos presentábamos EL MARIACHI GUADALAJARA, BOVEA Y SUS VALLENATOS y el TRÍO AMÉRICA, y a Bovea no recuerdo por qué no lo dejaron cantar:

   ¡Mierda!, ¿y ahora cómo salgo de aquí?

En ese entonces yo tenía un Renault 6 que me había regala­do Don Santiago Echavarría y me tocó sacarlo de allá.... y des­pués fuimos grandes amigos.

Yo he compuesto más de 100 canciones, a múltiples moti­vos, pues hay veces que yo me inspiro y me pongo a escribir; por ejemplo una vez iba en un bus, cuando escribí:

Te amaré, te amaré, te amaré
mujer querida....

 Que se lo compuse a la señora mía.

¿Se acuerda que ahora le hablé de Carlos Orejuela?, pues él me dijo una vez:

—Negrito, en el Espinal (Tolima), necesitan un puntero para trabajar en un circo llamado American Park.

Yo llegué allá, y me encontré con el chileno Lalo Gallardo, y con Luis García de Armenia (Quindío), quienes tenían el nombre de LALO GALLARDO Y SU TRÍO AMÉRICA; trabajamos en el Espinal, Neiva, Guamo, Chaparral, El Líbano y siempre con el circo, pero nos separamos en Armenia, y me dijo Lalo como si fuera hoy.

—Óscar, ¿por qué no te llevas ese álbum?, tal vez te sirva para alguna cosa, porque yo me voy; siga usté con el TRIO AME­RICA.

Yo me vine a Medellín y seguí con el TRIO AMERICA, aunque no en ese momento que apenas era el cincuenta y pico, yo no tenía clientela, comencé a trabajar en otros tríos como LOS GALLARDOS, TRÍO OSARGE, TRÍO IDEAL y uno que tuve con Enrique Aguilar; el TRIO IDEAL era, Abel Zapata, Humberto Escudero y mi persona, tuvimos un problema con Zapata, enton­ces Escudero y yo nos unimos con Fabio González como segun­da voz, y quedó así constituido el TRIO AMERICA, que ha teni­do entre otros, a Jaime Fernández que fue del TRIO COLOM­BIA, Libardo Arias que fue de LOS TRES SEÑORES, Carlos Murillo el de LOS PAMPEROS, Agustín Polo el de LOS ALBINOS, Gustavo García, Tato Quintero ¡cantante tremendo!... y así sucesivamente; en este momento estamos Noé Piedrahíta que lleva 28 años conmigo, el hijo mío, que forma parte del trío hace 14 años, y yo.

A Vega del Río le grabé, y le puse música a muchas de sus canciones.
Arturo Ruiz del Castillo era un verraco de compositor, hizo muchas obras, era pintor y tenía un localito donde hacía avisos.

Con franqueza, los dueños de las casas disqueras montaron un negocio para ellos lucrarse, y por eso fue que yo dejé de gra­barle a todas esas casas y tengo mi sello propio que se llama OSNEL, OSCAR Y NELSON, donde grabamos y le grabamos a la gente.

Edmundo, en base a nuestra amistad, me fue poniendo a hacer coros, o montunos con el requinto, pero yo no sabía contar un compás, y por eso cuando me decía:

   ¡Ocho compases negrito y entras!

Eso era como si me mentara la madre; pero después fui es­tudiando con él y todo fue mejorando; Edmundo no llegó a tener orquesta propia.... sólo era de grabación. Dicen que Edmundo era muy tímido para presentarse en público.... ¡pero pa' enamo­rar no!, y todas esas mujercitas o nombres de mujercitas con que tituló sus gaitas y cumbias, en realidad existieron; no le digo pues que era tímido pa' unas cosas, ¡pero pa' las mujeres no!

Las últimas grabaciones que yo hice con Gildardo Montoya, estaba él trabajando como director artístico en Codiscos; como vivíamos cerca, muchas veces nos íbamos juntos y teníamos una amistad muy bonita, incluso él me hizo a mí grabar con Julio Jaramillo, pues yo puntié todo lo que Julio grabó en Codiscos.

Yo fui muy admirador del DUETO DE ANTAÑO, y cuan­do ellos cumplieron 25 y 40 años de formación, los celebraron con dos álbumes, donde yo soy el puntero, y fueron hechos para Codiscos; recuerdo que ensayábamos en la casa de Camilo García y yo a ellos les puntié 72 números; pero cuando muere Ramón Carrasquilla, entra Darío Miranda, y se graban dos elepés en Sonolux, uno de ellos lo punteo yo.

Tengo tres hijos profesionales, una psicóloga, una econo­mista y una administradora de empresas.

En las fábricas tienen unas tarifas para pagarle a uno por grabación.... pero nunca le pagan los ensayos.

Con LOS CORRALEROS me pasó en Fuentes que me ci­taban a las 9 de la mañana para grabar con Eliseo, Calixto, con César Castro, en fin, y ensayábamos dos o tres días, ¿y ese tiem­po quién me lo pagaba?, nadie, ese lo perdía.

Hice grabaciones con Luis Carlos Jaramillo y Consuelo Pérez, en Fuentes y en Ondina; Consuelo era la negra más orgullosa que yo he conocido.... pero muy querida.

Yo tenía una novia que se llamaba Esther Hernández, que vivía en San Javier y le compuse un merengue:

Esthercita de mi alma
por ti de amor yo me muero
¿por qué no me das la calma?
sabiendo que yo te quiero....

Ahí, el acordeón, lo toca el famoso José María Peñaranda en discos Ondina; Peña es un jugador de billar el verriondo y en Barranquilla lo llamaban el Viejito Verde; en cierta ocasión yo le dije:

—Peñaranda, vos tan viejito, ¿si alcanzas a ver esas caram­bolas?

Y como no le gusta que le digan viejo.... se enojó todo conmigo; yo grabé con él, LAS CUATRO HIJAS, LA ÓPERA DEL MONDONGO ytodos esos temas verdes de él. Peñaranda era un acordionero del montón, pero sí grabé con uno muy bueno que se llama Aníbal Velásquez y con su hermano José que tocaba la caja; recuerdo que hicimos una canción llamada Papá José, algo que él le sacó a su padre.

También grabé unas cumbias con Adolfo Pacheco.

No grabé con Alejandro Sarrazola, pero somos muy ami­gos; cuando yo era novio de Esther, lo llevé allá, y él se enamoró de la hermana de ella.

Con Fabio Torres yo grabé EL LOCO ROCK AND ROLL tocando la guitarra, y el acordeón lo interpretaba Nino, un mu­chacho de La Loma que ahora es evangélico y le decían Cha­mizo.

Grabé muchísimas veces con Don Jesús Vanegas, quien an­tes de tocar bajo, tocaba guitarra.

Jairo Gómez dejó de grabar conmigo, porque una vez yo tenía unas grabaciones en Codiscos, un L.P. que me habían en­cargado; Jairo quedó de ir a grabar, y fue; pero me dejó el traba­jo principiado porque aseveró que eso estaba desmedido; el bajo lo había hecho Enrique Aguilar y yo le dije a éste:

—Enrique, ¿dónde están desmedidos estos arreglos?

—En ninguna parte, ¿qué pasa?

—Jairo dice que eso está desmedido.

—No le ponga cuidado al tipo, que él tenía otras grabacio­nes en una casa disquera diferente.

Entonces lo sacamos de ahí; Jairo era muy problemático y todo mundo lo fue echando pa' un lado"


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