Biografía de Judith Arboleda
Me hallaba en la casa del gran coleccionista de música
parrandera, Don Mauricio Abad, en compañía de unos amigos, entre los cuales se
encontraba el cantante —parrandero también—, Don Antonio Colorado; yo le
comenté a este señor amable, que tenía la intención de escribir algo sobre la
música parrandera, y él, inmediatamente se emocionó y me dijo:
—Yo tengo
el teléfono de algunos compositores y cantantes.
Y el primero que me facilitó fue el
de una señora que es toda una dama, Doña Judith Arboleda.
Al día siguiente me puse en comunicación con esta
señora, a quien invité a mi casa; tres días después nos encontrábamos en el
barrio Belén: Antonio Colorado, Judith Arboleda, Valedor Ramírez, otros amigos y yo. Allí entonces traté a una señora muy
educada, muy aseñorada, de conversación muy fácil y agradable, y que todavía
conserva rasgos de la belleza que todos los que la conocieron, dicen que
tenía: Judith Arboleda. Esta mujer que fue cantante de prestigio en la música
parrandera, actualmente lo hace en la música ranchera y de carrilera, pues
forma parte del dueto LAS TRIGUEÑITAS; en éste la acompaña Ana Felisa Peláez.
Muy amablemente Doña Judith, nos comentó lo
siguiente:
"Yo nací en San José de la Montaña y vine
a la ciudad de Medellín en el año de 1942; me trajeron aquí estando supremamente
pequeña y aquí me quedé. Cuando llegamos a esta ciudad, mi familia se instaló
en una vivienda ubicada en la carrera Cúcuta con Juanambú; claro que yo estaba
chiquitica, pero después me entraron a estudiar al colegio San Juan Bosco, y
usted sabe que uno en el colegio entra a todo lo que le proponen, entonces yo
entré al concurso para el coro del colegio; en ese tiempo mi familia emigró
para el barrio Aranjuez. En el San Juan Bosco —como le contaba—hicieron una
especie de concurso para el ingreso de nuevos estudiantes al coro, y entre esos
me escogieron a mí; y como yo me destaqué en ese bendito coro, entonces me
animé y comencé a participar en todo tipo de festivales musicales; yo recuerdo
que comencé en los festivales que se organizaban en la iglesia de El Calvario,
que en ese entonces la estaban construyendo, y para recolectar algunos fondos
se organizaban estos festivales. Días después en el Instituto Obrero del Padre
Tomás Villarraga —junto a la iglesia de Manrique—, se organizaban unas
presentaciones musicales cada ocho días y entonces allí cantaba yo muy
frecuentemente; y no se me olvida que allí también cantó en ese entonces Alonso
Galdini, y claro que por esa época él también estaba empezando, pero en esos
festivales casi nunca faltábamos nosotros dos.
No toco ningún instrumento, yo solamente
canto.
Yo comencé cantando sola, y fíjese que en una ocasión le
grabé al Señor Jesús Montoya —el que distribuía un cancionerito que se llamaba
El Tangón—, le grabé un tango que también lo grabó una cantante que la llamaban
LA PIPÍ, una vieja de Lovaina, pero yo no
recuerdo ni el nombre de ella, ni del tango; lo que sí estoy segura es que esta
grabación la hice en Codiscos, o sea, que yo comencé cantando tangos, cuando
esta empresa era Zeida y funcionaba
en un quinto piso de la carrera Junín. Después empezaron a llamarme de otras
empresas, y sé que grabé mucho: tangos, boleros y otros ritmos, pero ya casi no
me acuerdo de ningún título. Lo de la música parrandera empieza es cuando me
llaman de Discos Fuentes para que grabara con Luis Carlos Jaramillo; y recuerdo
que con José María Peñaranda —aquel que canta EL CAIMÁN—, también grabé, pero
anotemos que con este costeño el tema mejor que hice, fue uno llamado LA RANA. Con
Luis Carlos Jaramillo grabamos, SE QUEMARON LAS AREPAS, LA PAILA, EL MECEDOR y
otros temas que no recuerdo, pero de lo que sí estoy segura es que se vendieron
mucho; en estas grabaciones también estaba Consuelo Pérez, y ahora que
recuerdo, con Luis Carlos también grabamos LAS VIUDAS:
Aquí me siento a llorar como las
alegres viudas....
En Fuentes grabé bastante, pero yo nunca —en
ninguna empresa— llevé una estadística de lo que hacía; también grabé un José Muñoz un tema que titula LA
DISCUSIÓN, que creo ya desapareció del mercado.
Más adelante yo pasé a Discos Ondina, pero ya con la
música de carrilera y haciendo dúo con Elisa Peláez, cuando conformamos el
dueto LAS TRIGUEÑITAS.
Con Antonio Colorado —que ha sido mi amigo— nos encontramos
en grabaciones, y tal vez hicimos algunos coros, pero él y yo nunca grabamos.
En Discos Fuentes había un señor llamado Darío
Restrepo, que era un gran impulsor de la música parrandera y él en esa empresa
manejaba todo lo que tuviera que ver con este estilo.
A Arturo Ruiz del Castillo yo le he grabado muchos
temas, y en el dueto con Elisa le grabamos la contestación a LA
BOQUITROMPONA; bueno, y en la música parrandera yo creo SE QUEMARON LAS AREPAS
es de él.
El maestro Lucho Bermúdez no tuvo que ver conmigo, pero
el amigo Edmundo Arias sí, pues yo grabé con la orquesta de él una guaracha
llamada GAVI GAVI, que por el respaldo tenía un bolero que se llamó AMOR Y
OLVIDO.
También tengo para contarle que en Discos Victoria grabé
música parrandera; con Joaquín Bedoya y José Muñoz, tengo algunas grabaciones
pero etiquetadas como LOS RAROS.
Consuelo Pérez era una persona muy
agradable, muy buena amiga; claro que nosotras casi siempre nos encontrábamos
era en grabaciones, porque en realidad no nos visitábamos, pues no teníamos
una amistad muy estrecha, pero cuando yo la traté siempre fue conmigo una
persona muy querida.
Luis Carlos Jaramillo era un hombre muy alegre y muy
buena gente, y sobre todo muy animado para hacer la música; no
recuerdo muchos detalles pues esto fue hace más de cuarenta años.
Con la mayoría de los músicos parranderos yo
he tenido una relación netamente laboral, pues casi no me veo con ellos; eso
sí, que de pronto se ocurre un tema, un contrato o un arreglo y seguramente
todos nos colaboramos; pero termina la grabación y no nos volvemos a ver.
Yo grabé con el conjunto LOS FIESTEROS, y en esa música
parrandera era muy famoso uno que llamaban Chamizo, del que nunca nadie volvió
a saber, y también estaba Alfonso Ospina; LOS FIESTEROS era un conjunto formado
por: Álvaro Rojas en el saxofón, el Maestro Trejos en la trompeta, Ramón Paniagua
en el clarinete, Alejandro Sarrazola en la guacharaca y Jairo Gómez en los bongoes;
claro que este conjunto era solamente de grabación, pues las presentaciones
eran muy escasas, y muy de vez en cuando se hacía una presentación.
Ahora que usted me habla del doble sentido, quiero
manifestarle que también grabé con Octavio Mesa, un tema muy grosero y
que es la contestación a aquel vulgar llamado EL ARRIERO; me parece que esto
sólo lo vendieron en forma muy pirata o particular.
Con el guitarrista y cantante Óscar
Velásquez también grabé; en ese tiempo éramos LOS TRIGUEÑITOS, pero no recuerdo
los temas que hicimos; Óscar Velásquez es el del famoso TRÍO AMÉRICA
Cuando salía la música parrandera, había
como una doble moral, pues la gente decía que esas canciones eran vulgares,
pero al mismo tiempo las compraban y las escuchaban en los pueblos, en las
fincas o encerrados en las casas; y ni comparación con los temas actuales de
Octavio Mesa, que esos sí son muy groseros.
Yo empecé a grabar cuando esto se hacía directamente de la
voz al acetato; y en una grabación podía gastarse cantidad de acetatos, pues
una equivocación de cualquiera equivalía a un acetato, y no es como ahora que
se graba en cintas, si se quiere se repite, se hacen injertos, y bueno....
mucha cosa, ahora hay mucha cosa, mucha tecnología; en aquel tiempo era duro,
porque era del micrófono al acetato, entonces se perdía mucho material.
Cuando conocí al Maestro Luis Eduardo
Gutiérrez, yo ya había empezado a grabar y este hombre para mí ha sido un gran
músico, inclusive yo tuve dueto con la esposa de él—Isaura—, y nos llamaban LAS
RANCHERITAS; Luis Eduardo es un músico maravilloso que todavía está activo y
que incluso tuvo dúo con el hermano.
He grabado mucha música fría con Pedro Nel Isaza,
dueto que fue bautizado como LOS DOMINICANOS; ¡es que yo grababa
horriblemente!, pues yo hacía: corridos, rancheras, boleros.... de todo.
No recuerdo cuántas grabaciones he hecho, pero
póngale por hay unas mil quinientas, claro que así por 'encimita', pues yo
grabé con mucha gente: en música caliente con Peñaranda, Luis Carlos Jaramillo,
José Muñoz, LOS RAROS de Joaquín Bedoya; y en la música fría, con todos los que
mencionamos.
La música anteriormente era muy mal pagada, pues imagínese
usted que pagaban cinco centavos por disco que se vendiera, y nunca sabíamos
cuántos se habían vendido; tampoco le pagaban al músico que no era exclusivo
de la disquera, y si uno hacía en esa casa sólo uno o dos temas, sí menos que
se los pagaban.
Económicamente hablando, es más rentable la música
guasca y de carrilera que la música parrandera; ¡sí!, porque yo todavía estoy
viviendo de la música de carrilera, en cambio la parrandera produce muy
poquito, pues sólo se escucha en la época decembrina. En la parrandera yo no
hice presentaciones, en cambio en la música ranchera las presentaciones son muy
frecuentes.
Yo me presenté en La Voz de Antioquia, en La
Voz de Medellín, y me tocó Radio Córdoba cuando yo todavía era aficionada y
estaba muy jovencita. Actualmente los cantantes antiguos estamos como
anulados.... ya no nos recuerda nadie.
La casa disquera es la que se lucra, es la que
explota al artista, y vea lo que le voy a contar: fui por unas regalías a Sonolux, y
el pagador de la empresa me dijo que tenía quinientos pesos como producto de la
venta de mis discos; entonces no volví, pues me valía más el pasaje en bus, que
las regalías que iba a reclamar; en cambio mire lo que hace SAYCO y ACINPRO,
una obra buena, pues están recopilando la música que fue éxito de los artistas
antiguos y con lo que está sonando pagan alguna regalía; en cambio la casa
disquera se la lleva toda.
Otra cosa injusta es que, por ejemplo, nosotros
grabamos para Ondina o para otro sello; pero estos sellos se acabaron, y les
vendieron los derechos de grabación a otros explotadores; y estos explotadores a
nosotros —los artistas— no nos pagan nada, dizque porque ellos no hicieron
contrato con nosotros; ¡y a mí esto me parece un robo!
Yo creo que la música de Guillermo Buitrago —que
es tan sabrosa— no se parece en nada a la parrandera que hacíamos nosotros,
pues eran estilos completamente diferentes; la música parrandera antioqueña es
muy distinta a la vallenata.
En el tiempo en que nosotros grabábamos,
esto se hacía muy fácil, pues no había tanta competencia como sí la hay ahora;
yo por ejemplo grababa en todas partes, porque nunca me gustó la exclusividad;
me llamaban de Fuentes, Zeida, Ondina, etc., y yo grababa con todas las casas;
y en realidad se grababa muy fácil".
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