Biografía de Neftalí Álvarez
Me dijo Don José Muñoz:
—Si querés
encontrar a Neftalí Álvarez, te vas a Bello, y en una calle que parte de la
entrada principal de Fabricato, ahí en esa calle, una cuadrita más arriba de la
entrada de la empresa, ahí encontrás a Neftalí; él en esa esquina tiene un
almacén de discos y él mismo lo atiende; anda que Neftalí es muy formal.
Efectivamente así llegué hasta Don Neftalí Álvarez,
quien después de escuchar mi cometido, me dijo:
—Ve
hombre, ¿cómo es que usted se llama?; vea hombre Don Alberto, yo creo que usté
debe volver otro día, porque conmigo tiene mucho de qué hablar.
El domingo siguiente fui hasta su casa, en compañía de la
abogada Grimanesa Guardia y del director del famoso TRIO AMERICA, Don Óscar
Velásquez. La casa de Neftalí está ubicada muy cerca a su almacén de discos y
contigua a la estación del metro de Bello. El hombre nos estaba esperando, su
residencia es acogedora, con muchas matas y él la comparte con una hija.
Neftalí Alvarez es un hombre robusto, amable, sencillo y
con una parsimonia propia de la persona que ya sabe lo que hizo; Neftalí es
sereno, tanto para actuar como para desplazarse. El pasado musical, que fue
bueno para él.... ya es pasado; poco se ve con sus antiguos compañeros de
parrandas y al parecer, la muerte de su esposa, le dejó una huella que no ha
podido superar.
Y esto contaba Neftalí:
"Yo nací en la población de Barbosa; allí
vivíamos muy pobres y nos hicimos trabajando materialmente —como todos en ese
tiempo—. Mis padres se llamaban Miguel Alvarez y Herminia Rúa, y lo de la
música se fijó en mí cuando entré a trabajar en la empresa Fabricato. Fíjese
que yo nací en 1930 y por ahí a los diez y siete años llegué a Bello; claro que
a mi me gustaba mucho eso de la guitarra y en Barbosa perdía las noches viendo
un viejito que tocaba un tiple, pero yo era muy pobre y ni siquiera pensaba en
comprar una guitarra; por primera vez toco una guitarra cuando vengo a
trabajar a Fabricato, pues me le pegaba a todo trío que daba serenatas, yo
empecé a ver y oír cantar, me fue entrando esa vaina, hasta que conseguí una
guitarrita de 'palo'.
Un día me llevaron a la clínica de Fabricato porque me
había caído soda cáustica en un ojo, y allí estaba José Muñoz enfermo de una
gripa o algo así; resulta que una de las monjas que trabajaba allí preguntó si
había alguien que 'ajustara' una guitarra; la trajeron, José la afinó y se puso
a cantar; yo me acerqué con mañita y le pregunté:
— ¿Hombe,
usted sabe MEJOR QUE NO VUELVAS de EL DUETO DE ANTAÑO?
Me dijo que sí y entonces resultamos haciendo
un dúo 'pirata'; a causa de esto fue que decidimos ensayar algo, José me enseñó algunos tonitos, pues él estaba más adelantado en
la guitarra y empezamos a dar serenatas aquí en Bello; José Muñoz puntiaba en
ese tiempo y yo le marcaba, y estábamos muy entusiasmados pero llegó el asunto
del cuartel, del servicio militar, a él se lo llevaron y entonces yo volví a
quedar solo. Unos días después conocí a José A. Bedoya, que también había
venido a trabajar a Fabricato, lo había traído un hermano que ya laboraba en
la empresa y que vivía en un apartamento donde yo también vivía; Francisco
(Pacho), que así llama el hermano de José A., me había dicho:
—Yo tengo
un hermano que's el verriondo pa' la música, hermano.
Y efectivamente ese muchacho era algo
extraordinario, vea, era mejor que ahora; claro que José se
dedicó a la música caliente, pero José tocaba muy sabroso pasillos, bambucos,
rancheras
de todo, José tocaba muy bien y era un puntero
tremendo. Comenzamos a ensayar—José A. y yo—y nos resultaban muchas
fiestecitas y serenatas, nos cogieron de exclusivos en una heladería en el
barrio Obrero, y allá nos presentábamos todos los sábados como LOS BELLADINOS;
así nos puso Don Antonio
Muñoz, que era un supervisor que animaba todas las
fiestas en Fabricato. Un jueves regresó José Muñoz del cuartel y al sábado nos
presentábamos nosotros allá; Muñoz inmediatamente vino a buscarme y yo le
comenté que tenía un compañero que era muy buen músico; entonces los presenté,
pegamos una ensayaíta y al sábado estábamos en el escenario los tres. En ese
entonces conocimos a un señor Abel Correa, que era bombero en Fabricato y le
gustaba la composición, quien nos dijo:
—En la
sección de la empresa donde yo trabajo, hay un muchacho que canta muy bueno
hombe.
Entonces nos lo presentó, se llamaba Joaquín Acevedo y lo
fuimos incluyendo en el conjunto; el grupo quedó
conformado por los tres que tocábamos y Joaquín que le hacía a la
guacharaca y cantaba, claro que José A. Bedoya también cantaba alguito;
como no teníamos composiciones nuestras, sólo tocábamos la música de Guillermo
Buitrago, Antonio Posada y otros; nosotros —al principio— nos le pegamos un
poquito al estilo de Buitrago, y Abel Correa fue quien nos dio las primeras
obras para que nosotros las cantáramos: LA NARANJA MADURA y EL BUÑUELO; ya
después yo me desvinculé de ellos un tiempo, que fue cuando fundé el dueto ALMA
ANTIOQUEÑA con José Muriel, que tuvimos dos años de exclusividad en Codiscos.
Ellos siguieron con su actividad en la música caliente, pero yo no había
disgustado con ellos, y cuando terminé la exclusividad en Codiscos, conversé
con José Muñoz; ellos ya habían grabao los primeros discos de José, pero yo
volví al grupo. Llevamos unas 'demostraciones' donde Don Otoniel Cardona —el
padre de la música parrandera—y nos hizo exclusivos de discos Lyra de Sonolux,
empresa donde duramos nueve años; en ese tiempo hicimos temas como: SUBIERON
LA CERVEZA, EL MES DE LA PARRANDA, EL NEGRO PICANTE, LLEGARON LOS AGUINALDOS
y una cantidad de números impresionantes.
Un tiempo más acá, yo tuve una hazaña, una
película con LOS GOTEREROS; eso lo sacamos.... ese tema nos lo insinuaron a
nosotros unos amigos de José Muñoz en Girardota, en la vereda El Barro, cerca a
la casa de la mamá de él; cuando veníamos de la vereda, entramos a una cantina
y se fueron arrimando un poco de amigos, entonces José me dijo:
—Neftalí,
te presento a fulano, sutano, perano, el hijo de ña Jesusa, a Pablo.
Y eso fue una cosa tremenda, pues era hasta bobada
pedir una docena de cervezas, eso tenía que ser dos docenas; José
conversaba con todos ellos porque era conocido, en cambio a mí me presentaba y
no más.... pero yo observaba.
—Esta
gente no se mueve para nada.... ninguno pide nada. Y con disimulo le dije a
José:
—En una
hojita por ahí apunta los nombres de estos señores.
Recuerdo que eso fue un domingo y al lunes me
pregunta José:
—Neftalí,
¿vos pa' qué me dijiste que apuntara los nombres de aquellos señores de la
vereda?
—Hombe,
eso está muy bueno pa' una canción; un tema que se puede llamar LOS GOTEREROS
hombe, es que esa gente amiga tuya ni siquiera le encienden a uno hombe, qué
verracos tan pegajosos.
Le caminamos al tema a la hora del almuerzo en la
fábrica y después se lo enseñamos a José Bedoya, quien inmediatamente sacó la
introducción; yo les comenté:
—Ya José
A. y José Muñoz han grabado, ¿por qué no le damos esto a Agustín que apenas
está empezando?
Es bueno anotar que Agustín es hermano de José A. y ya
tocaba la guacharaca en el grupo, pues había reemplazado a Joaquín Acevedo,
con quien sólo grabamos LA NARANJA MADURA. Nosotros cada año dábamos el éxito
decembrino para Lyra; siempre teníamos confianza en el éxito de diciembre y ese
año llevamos unas piezas para "demostrar": EL POLLO ASAO, VOLIANDO
ESQUINA y un poco de números buscando precisamente el éxito de diciembre; eso
fue una pelea la verrionda con Don Otoniel Cardona, pues nosotros llevábamos
como diez números y al final Agustín le cantó LOS GOTEREROS, y él nos dijo:
—Bueno
hombre, ¿y ustedes a quién se la dedican ahí hombe, que mencionan a fulano, a
perano y a mengano?
José Muñoz y yo le insistimos, pero él no lo quería
grabar y nos dijo:
—No,
dejemos ese numerito que está como muy ofensivo, con los otros ya es
suficiente.
Don Oto siempre me culpaba a mí de
insistidor.
—Hombe,
¿por qué José Bedoya se queda callao, José Muñoz también y usté sigue
insistiendo hombe Neftalí?
-—Vea Don Oto, éste es el número pa' diciembre, éste
es mejor que todos los que hemos grabao.
Y al fin dijo de mala gana:
—Bueno,
pidan turno pal año entrante pa' que graben eso.
Estábamos aproximadamente en 28 de noviembre y ya todos
los números estaban listos pa' diciembre, pero nosotros sabíamos que donde
habíamos cantado ese número, habíamos armao el revuelo más horrible; a los tres
días yo llamé al maestro Luis Uribe Bueno —que era el director artístico— y le
comenté el asunto; en realidad no había turno de grabación para esa época
cuando hay tanto trabajo, pero después de pensarlo el maestro Uribe me
manifestó:
— ¿Les
quedaría fácil grabar el sábado a las dos de la tarde?
Fuimos a grabarlo prácticamente sin permiso de Don
Oto; José Bedoya tenía otro número que se lo pusimos de respaldo, LA COLA DE
LOLA, que tenía ritmo de twist, y entonces.... en fin, hicimos el disco, y le
anoto que a Don Luis Uribe Bueno le pareció muy pegajoso el tema. Después de la
grabación cogimos las guitarras y nos pasamos por el almacén de discos que
tenía Don Oto en Carabobo, y él nos pregunta:
— ¿Ustedes
de dónde vienen de guitarras en mano? Y José Muñoz le contestó:
-De grabar
LOS GOTEREROS.
—Hombe
pero ¿quién les dijo que'so era pa' tan ligero hombe?; si era pa' que pidieran
un turno pa'l año entrante; eso es lo malo con usté Neftalí, que es un tipo tan
insistidor hombe; José Muñoz y Bedoya no dijeron nada, sino que a toda hora es
usté.
Y me pegó la "vaciada" más horrible pues, y
zapatiando y todo, enojado hasta más no poder, pero al final preguntó:
—Bueno, ¿y
eso cómo quedó?
Yo también ya estaba disgustado y le manifesté:
—Vea Don
Oto, con todo respeto, vaya el lunes en la mañana y lo escucha allá en
Sonolux; y yo le pido un favor, corten eso ligerito porque ese es el éxito del
año.
Al lunes fue Don Oto y allá le dijeron:
—El sábado
los muchachos hicieron aquí el palo pa' diciembre.
Entonces él ya creyó un poco, lo cortaron en 45 RPM, y dice
eso a véndese que daba miedo; mejor dicho ese disco salió pegao y habiendo en
ese diciembre unos éxitos los machos; fíjese que al mes de haber salido iban
95.000 copias, que en ese tiempo era bastante. Lo divertido es que llegó el 24
de diciembre y José Muñoz y José Bedoya fueron donde Don Oto dizque por el
aguinaldo; él les dio botellas de aguardiente, cigarrillos y cosas ahí, y yo no
quise ir pues estaba sentido con él. En ese tiempo eso se pagaba muy mal, pues
si acaso nos dieron 150.000 pesos ahí pa' todos, y dos pesos de regalías por
disco, ja, ja, ja, ja.
En esa época, nosotros teníamos nuestro trabajo aquí en
Fabricato y la música era por gusto, porque en realidad era muy poquito lo que
uno ganaba con esa vaina.
El grupo nuestro —inicialmente— grabó como Neftalí
y José, que tocábamos era música fría; también nos llamábamos LOS RANCHEROS,
posteriormente LOS BELLADINOS y por último José A. Bedoya y su Conjunto.
Antes de nosotros, la malicia a las canciones, ya se
las ponía Antonio
Posada y Arturo Ruiz del Castillo como compositor; y una cosa que nos
manifestaba Don Otoniel Cardona, era que no fuera muy palpable ese doble
sentido, pa' saber que después, con Gildardo Montoya, ya se les subió mucho el
calibre a las canciones.
Joaquín Bedoya —el menor de los hermanos— fue entrando
también al conjunto, y a veces lo poníamos a tocar; en ese tiempo yo conocí a
Gildardo Montoya, que trabajaba en El Pedrero, en una carnicería, con Rafael
Carmona, que también era compositor; nos habían dicho en Sonolux que Rafael
tenía unos pasillos, rancheras y bambucos que tal vez podíamos cantar José y
yo, entonces nos fuimos a entrevistar con él en la plaza de Cisneros; allí
Rafael nos presentó a Gildardo, que estaba entusiasmado porque ya había grabado
en Discos Colombia un L P.; entonces me dijo:
—Hombe, yo
tengo por ahí unos numeritos, ¿usté por qué no me ayuda a ver si allá en Lyra
de pronto me graban unos disquitos?
Rafael nos dijo que él cantaba muy bueno y que además
componía, yo hablé por él en Lyra, y si usté viera la enojada de José Bedoya;
no le gustó nada eso, pues José era muy celoso, y no iba a permitir que otro llegara
allá a cantar así como así y que de pronto lo tumbara, y entonces me manifestó:
—Yate vas
a poner vos a llevar ese tipo a Sonolux, pa' que de pronto vaya y me tumbe.
—Vea
hermano, lo que es pa' uno, es pa' uno hermano.
A Gildardo en Lyra, le escogieron cuatro números, y
los grabamos pero José Bedoya no quiso puntiale, y esos son los números que
puntea mi amigo Óscar Velásquez, director del TRIO AMERICA y aquí presente,
pues Gildardo no tocaba guitarra, sólo un poco de acordeón.... y eso que muy
'runchito', pero los temas de Gildardo se vendieron algo. Después de esto
Montoya se fue a Codiscos, pero no con nosotros, y se dedicó a componer para
orquestas como EL COMBO DE LAS ESTRELLAS, y le puedo decir que Gildardo era un
bárbaro pa' componer y además era muy paisa, charlaba como uno quisiera y
tenía una gran facilidad para la amistad; claro que después nosotros le acompañamos
algunos números en Codiscos, cuando él ya era el director artístico allá.
Después compone Gildardo unos números con un doble sentido muy fuerte, pero de
todas maneras nosotros lo llevamos a Lyra, y por cierto que a Don Otoniel
Cardona no le gustaban esos números.
—Hombe,
esos números están buenos Gildardo, ¡pero eso tan grosero hombe!
Y Montoya con su humor característico le
decía:
—Ve viejo
hijueputa, acordate que te mostré esos números; después, cuando ya sean un éxito
en otra parte, no te quejés.
Gildardo era descomplicado y no se le daba nada
'mentarle la madre' a cualquiera; Gildardo llegaba a una casa y a los cinco
minutos estaba en la cocina.
Después, cuando José A. se va del conjunto, nosotros entramos
a Joaquín ya en forma más seria; entonces quedaron de vocalistas Joaquín y
Agustín. José se va para Estados Unidos, años después regresa y hacemos dos
discos de larga duración, uno para Lyra y otro para Victoria, pero ya no era lo
mismo, pues se le había perdido un poco el gusto y el sabor, y es que ya hasta
salsa tocaba en Estados Unidos, pues le puntiaba a un grupo de puertorriqueños,
y lo que pasa es que ese hombre es capaz de puntiar en cualquier parte, pero la
falta de la música de parranda, lo hacía notar diferente.
Don Otoniel le hizo un L.P., a un cantante de música
parrandera que había resultado por ahí, y se llamaba Darío Gómez; en ese L.P.,
lo acompañamos nosotros, y es el L.P. donde está el éxito parrandero de él, que
se llama EL MORRO. Fíjese que cuando yo estaba en discos Colombia como director
artístico, yo le escogí dos numeritos pa' un 45, que se titulaban: LA HERENCIA
DE MI PADRE y LA NOVIA FEA, o algo así; y como ese fue el primer disco que
hizo, ahí Darío cantaba con la voz campesina y propia de él; luego cuando
estuvo en Codiscos de director artístico, grabó varios temas allá, pero más que
todo se dedicaba al corrido y a la ranchera; él todavía se acuerda que grabó
música parrandera y que nosotros lo acompañamos; es más, en este diciembre—en
su sello Dago—, grabamos unos numeritos con él, números de música parrandera;
yo a Darío le tengo hasta miedo pa' grabar, porque con ese no se equivoca uno;
o se equivoca uno, pero él nunca se equivoca, ¡qué vergajo, oiga!; tiene un don
el tremendo para eso; vea, con Darío no hay que repetir nada, eso con él es
cosa seria, mejor dicho ese tipo es muy fijo pa' lo que hace.
Yo en el conjunto era marcante y la primera voz de
los coros; también tuve dueto con José Muñoz y nos llamábamos LOS ALEGRES MUCHACHOS, y
también grabó conmigo como LOS RELICARIOS, antes de grabar con Germán Rengifo.
En el tiempo fuerte de nosotros el conjunto estaba
conformado así: José Bedoya, José Muñoz, Agustín Bedoya y yo; ese era el conjunto
bravo; en el bajo nos acompañaba Don Jesús Vanegas y Jairo Gómez tocaba los bongoes.
Nosotros nos presentábamos en la radio, en programas
como COLTEJER TOCA A SU PUERTA, donde actuamos por varios meses y alternamos
con LOS HERMANOS RIGUAL; nos presentamos también en muchos estaderos.
El dueto ALMA ANTIOQUEÑA, a veces lo transformábamos en
trío, cuando a él ingresaba Hernando Jaramillo, que era un excelente compañero;
y con ese trío, sí actuamos en muchos teatros; claro que en ese tiempo pagaban
muy mal estas presentaciones en estaderos y teatros, y es que ni las
grabaciones, porque fíjese que nosotros ganábamos dos centavos de regalía por
disco.
Al bar Canadá, nos íbamos todos, casi todas
las tardes: Vega del Río, Muriel, los Hermanos Palacio, Luis Carlos Jaramillo y
muchos más.
En aquel tiempo los buenos punteros en la música
parrandera eran: Óscar Velásquez, Leonel Ospina que era muy bueno; por supuesto
José Bedoya, que era maravilloso pero no le puntiaba a nadie, sólo puntiaba su
música y de pronto la de Agustín, él era un hombre muy celoso musicalmente;
José A. era un hombre muy callado, de poca iniciativa y no muy amplio; en
cambio José Muñoz sí es muy amplio y colaborador, pero se llevó todos los
laureles de la composición, o de las composiciones que hicimos entre todos; es
tal la cosa esa de las composiciones de José, que LA RANA—tema que cantan LOS
RELICARIOS—, prácticamente es mío; y eso lo saqué yo en un paseo que hicimos al
CANEY; nos fuimos a pescar por allá en un 24 de diciembre, y allí hice yo LA
RANA; claro que la idea me la dieron unos montañeritos con un numerito que
ellos cantaban; entonces yo no me puse como compositor, pues yo gozaba con que José
Muñoz estuviera ahí, y por eso dice —para recordar el paseo—, LOS DEL CANEY; y
casi no nos pagan las regalías de esa melodía, porque nadie sabía quiénes eran
LOS DEL CANEY, que aramos José Muñoz y yo.
En el conjunto siempre nos tratamos con respeto; yo
por ejemplo no recuerdo haberle dicho 'vos' a José Muñoz, ni él a mí; pero una vez
borracho —como yo le decía que dejara el trago, que le estaba haciendo daño—
sí me dijo:
—Neftalí
deja esa jodencia que tenes; ve, a Nora mi mujer, no la aguanto en la casa, y a
vos no te aguanto en la calle.
Es decir, en el conjunto siempre tuvimos un trato
envidiable.
Cuando yo me retiré a formar el dueto ALMA ANTIOQUEÑA,
fue porque en cierta oportunidad dimos una serenata -José Muñoz, José A y yo—,
un día de madres y por supuesto estábamos muy pobres, y yo creo que siempre nos
tiró ventaja José Muñoz; ahí fue donde yo me abrí de ellos, claro que no bravo
con ellos, pero esas cosas a mí me chocan mucho.
En realidad nosotros para actuar tomábamos un
poco e trago, a excepción de José Muñoz, que si hubiera seguido bebiendo como
bebía, ya se había muerto hace mucho tiempo; él era beodo del todo, pero dio la suerte que la hija —que es
médica— lo paró, le puso las cosas como eran, y a él le dio miedo morirse, dejó
el licor; y ¿usté no lo ha visto ahora?, está más jovencito; un día fue a mi almacén, yo me asusté y le dije:
—José,
¿qué te pasó, que estás hasta sin canas y todo hombe?
Ya no se toma un trago, y si acaso una Coca-Cola; ¡pero es
que bebió mucho!...no, no, no, no....y la plata que botó, porque las mejores
regalías se las bebió.
Vega del Río era un compositor que tuvo
muchos éxitos; fue muy bueno.
Nosotros en el conjunto, en una ocasión
grabamos una propaganda de una chocolatería, que decía: CHOCOLATE CRUZ ES MEJOR; y
precisamente ahí fue cuando yo descubrí que Carlos Washington Andrade no era
ningún compositor, pues fuimos a su casa en el barrio Antioquia y él cada rato
era preguntándole a Doña María
Alvarez —su esposa.
—Mija,
¿cómo es esto aquí?
Y ella respondía cantando:
Chocolate Cruz es mejor, dicho por toda la gente.
La esposa aún hoy sigue componiendo, pero la
plata se la gastó fue él, porque nunca le dio un centavo.
Nosotros éramos muy amigos de Luis Carlos Jaramillo, pero en
la música, él con sus conjuntos y nosotros con el nuestro.
En aquellas épocas, Leonel Ospina, lo miraba a
uno con un desprecio aterrador; y Luis Carlos Jaramillo también era muy
'inflao'; ¡no!, y Vega del Río era otro que se creía mucho, en cambio Antonio
Posada, sí era una calidad de persona.
Los cantantes como Lucho Ramírez,
Víctor Hugo Ayala, Alberto Granados, etc., que iban a grabar a Sonolux, lo
miraban a uno como 'del gajo de abajo'; de pronto preguntaban:
— ¿Ese
quién es?
—Ese es
José Bedoya.
— ¿José
Bedoya?, ¿y quién es José Bedoya?
En un diciembre José Bedoya tenía pegao un tema llamado
EL MECEDOR, y nosotros nos íbamos por la tarde a 'gallinaciar' a Medellín; un
día nos fuimos José Bedoya y yo, por allá por Balkanes, que en ese tiempo tenía
mucho que ver; de pronto nos cayó una requisa por parte de la policía, yo saqué
'los papeles' y me dijeron:
—Sígase.
Pero José Bedoya era reblujándose por todas partes, por los
bolsillos, la camisa, y 'los papeles' no aparecían, pues se le habían quedao en
la casa y no tenía con qué identificarse.
—! A ver
sus papeles. !
—Hombe, se
me quedaron en la casa.
—Entoes
nos acompaña a la Comisaría.
—No hombe,
no me vaya a llevar que yo soy José Bedoya hombe.
—Pero,
¿cuál José Bedoya?
—José
Bedoya, el que canta EL MECEDOR,
— ¡Ah, ah!,
súbase a la patrulla, que EL MECEDOR lo puede cantar cualquier hijueputa.
Por cierto a José, no le gustaba que uno le
recordara esa anécdota; y lo peor es que la cosa no paró ahí, pues yo era buscando
un teléfono pa' avisar en la casa de José que la policía se lo iba a llevar y
de pronto dice el policía:
—A ver
usté hombe.... el que canta EL MECEDOR, si quiera dígame cómo es eso.
Y empezó José:
Yo soy el mono antioqueño de
carriel y de peinilla....
Entonces dice el policía:
—Vea
hombe, bájese de ahí, pero si lo vuelvo a coger sin papeles, me lo llevo aunque
cante el hijueputa MECEDOR.
A José Bedoya le gustaba el juego, pero era muy de
suerte; era además gran billarista y para las mujeres, era un sinsonte por completo.
Nosotros nunca grabamos con orquesta, pero José Bedoya sí;
lo probaron con una orquesta con Valedor Ramírez y otros, pero como que no pasó
nada; el propio José insistió para grabar con orquesta, pero eso no se vendió.
La música de nosotros se vendió en el extranjero, sobre
todo en Venezuela; pero también en Ecuador y Curazao. Hoy en día algunas casas
colombianas sacan nuestros discos y casi no llegan regalías, pues.... REGALÍAS,
dice la palabra; claro que últimamente siempre se ve la labor de SAYCO y
ACINPRO, pues a veces liquidan algunas 'regaliítas'.
De nosotros, el único que conserva la colección de
nuestras grabaciones es Agustín, y José Muñoz un poquito; yo no sé cuántas
grabaciones hicimos nosotros, pero sí es necesario que quede bien claro, que
muchas composiciones las hicimos entre todos”.
Mi gran amigo y vecino don neftaly como lo recuerdo, que Dios lo conserve por muchos años con nosotros, saludos a carlos el zurdo su hijo
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