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lunes, 24 de julio de 2017

RICARDO GONZÁLEZ (EL COMPA LANGUS),


Biografía de Ricardo González (El Compa Langus)

Muchos de los entrevistados por mí para este trabajo, me preguntaban si no había conversado con un músico muy importante llamado Ricardo González o el "Compa Langus"; hasta que “El Ratón" Miguel Montoya, me consiguió su teléfono; llamé y contestó un hombre supremamente amable, quien se interesó mucho por mi propósito y me invitó a su casa. Nos encontramos en la estación del Metro de Caribe, a donde llegó con su esposa y uno de sus hijos; su casa sencilla, es cercana a la estación y está ubicada en el barrio El Bosque.

Ricardo González es sólo queridura y amabilidad; y a pesar de su gran bagaje en la música, es de una humildad increíble; todavía es un hombre muy entero y con un inmenso gusto por la vida, y en medio de unas cervezas heladas, me habló sobre su gran trayectoria musical; y yo escuchándole pensaba.... ¿cómo es que Colombia ignora valores de esta categoría y ensalza a tanto 'desnutrido musical'?

"El Compa Langas", esto me contó:
"Yo nací en 1943 y soy de un pueblo que se llama Guática en el departamento de Risaralda, pero que antiguamente pertene­cía a Caldas. A mí me matricularon en la escuela, tres veces a primero elemental, pero en esos tres años yo sólo pude asistir dos meses, pues tenía que trabajar en la finca; se puede decir que soy analfabeta, pero en realidad, sé leer y escribir; ya como composi­tor, eso nació en mí, y yo considero que el compositor es el que nace y no el que se hace. Tengo 28 hijos —ya están mayores— y 36 nietos; y a los 56 años de edad soy reconocido aquí en el país y por fuera de él, hace mucho tiempo. MÍ padre se llamaba Jesús González y mi madre Ana Céfora Cano, ya desaparecidos; cuan­do yo intenté salir del campo, en mi casa siempre había notas, pues mi papá era famoso como músico campesino, y siempre andaba con 3 o 4 compañeros más, animando fiestas en todas las fincas; mi padre tocaba guitarra y bandola, y cuando ellos practi­caban en la casa, yo me quedaba dormido en un sillón, cansado de mirar cómo hacían los tonos y las canciones.... yo tenía enton­ces 6 años de edad. Creo que a mi papá le daba pereza enseñar­me a tocar, porque siempre me decía:

—No hombe, eso es muy difícil.

Y aunque él no me enseñó, yo cogí los tonos y cuando él observó que ya tocaba algo, sentenció:

—Este niño va ser músico.

Yo practicaba al escondido en los instrumentos de él; pero viendo mis progresos, se animó y me mandó hacer un tiple y lo decía a la gente:

—Este muchacho va ser músico.

Uno de mis tíos tenía un guitarra profesional, que de pronto la cogía; y un día cualquiera yo me volé con la guitarra de mi tío, sin pasaje, sin nada, pero yo decía dentro de mí que tenía quo llegar a alguna parte; yo con sólo 10 años de edad, y con el susto que me dio el robarme la guitarra, no acaté a sacar ropa ni nada, salí a la carretera central, le puse la mano a todos los carros, hasta que un camionero me dijo:

— ¿Pa' dónde vas?

Y yo señalando pa' onde iba el carro, le dije:

—Pues, yo voy pa'llá.
Me subí al carro, que iba para Bogotá, y al verme con guita­rra, el señor me preguntó:

— ¿Vos tocas?

—Sí señor, algo.

— ¿Y no te sabes una ranchera de Miguel Aceves que se llama ENTRE COPA Y COPA?

Se la canté y ese hombre hay mismo se animó y me dijo:

—Nooo, pues usté canta muy bonito hombe; entremos allí al Tolima donde hay unos señores trovadores.

Llegamos como a las 11 de la noche y aña canté; al otro día arrimamos a Bogotá y el hombre —que se llamaba Alfonso Ramírez—, me hospedó en su casa, donde fueron muy formales conmigo; y además este señor generoso me presentó a los com­ponentes del Trío de LOS HERMANOS NÚÑEZ, y con ellos canté durante un año; año que me quedé en la casa de Don Alfonso.

Después de esto yo junté mis ahorros, mi maleta y mi guita­rra y me fui a cumplir un sueño:

—Me voy pa'l Ecuador.

Llegué a la cuidad de Guayaquil, y allá, en La Lagartera, conocí a todos los músicos famosos de ese país; acompañé a Olimpo Cárdenas, Julio Jaramillo y muchos más. Los músicos del Ecuador son muy regionalistas, pero como en ese entonces yo tocaba: rancheras, pasillos, boleros, cumbias, etc.; entonces yo le caía bien a todo mundo y pude trabajar en muchos grupos; inclu­so grabé con Olimpo Cárdenas y Lucho Bowen.

Yo regreso del Ecuador y traía las muestras de mi trabajo en ese país —ya tenía 16 años—. En Bogotá compré una guitarra nueva para llevarla en reemplazo de la que me había robado, pero cuando yo llego a la finca, ya se había muerto mi tío; entonces la guitarra que yo llevaba, la heredó uno de los hijos de mi tío.... claro que en ese tiempo ya me había convertido en artista.

Posteriormente formé con Gabriel Gil, el famoso DUETO LATINO, artistas exclusivos de discos Victoria y con él he gra­bado 12 elepés, musiquita no muy cantinera, sino como pa´ heladerías o algo así; figúrese que nosotros alternábamos con LOS AYER' S y grupos grandes, y tocábamos música semiclásica.

Yo he pertenecido a 72 duetos, que todavía están sonando y han sonado en el comercio; unos han vendido más que otros, pero siguen sonando; y recuerdo estos nombres: LOS BARQUE­ROS, DUETO LATINO, MERCHÁN Y GONZÁLEZ, etc.

En cuanto a música parrandera la gente dice que la canto bien. ¿Éxitos?, PACHO PEINILLA, SOÑAR EN BICICLE­TA, y muchos más cantados por mí; porque yo le acompañé a Gildardo Montoya, Agustín Bedoya, Joaquín Bedoya, etc.

Vinieron unos señores de Bogotá y hablando con los altos empleados de la fábrica me decían:

—Ricardo, estamos seguros, de que usted pasa de 500.000 grabaciones.
¡Y yo creo que sí!, porque yo grabo todos los días; yo toco la mandolina, el charango, el bajo, guitarra, lira, mejor dicho, todo lo que sea cuerdas; hago coros, animo, etc.; y yo puedo en la mañana tocar el bajo para un grupo 'guasca', por la tarde grabar boleros con un trío y en la noche, estar haciendo tangos con un cantante gaucho; yo grabo de todo, casi a toda hora, todos los días, desde hace más de 40 años.

La primera melodía que yo grabé, que fue en Ecuador, se llama EL CHULLA, diferente al famoso CHULLA QUITEÑO; y usted sabe que chulla allá, es el gamín, el de la calle, el desarra­pado; ese tema en el Ecuador gustó bastante.
Yo vivo de la música, y con ella he levantado mis 28 hijos; y vuelvo a repetirle que en mis últimos 40 años grabo casi todos los días y a toda hora; vea, yo muchas veces estoy aquí, cuando me llaman a grabar, porque vino un cantante de otra ciudad o de otro país y debe grabar hoy mismo, porque al día siguiente se regresa, entonces me llaman para que lo acompañe. Con la música yo en mi familia tengo ocho profesionales; vea a este niño de 17 años, ya es un músico reconocido, y ¿sabe a qué edad hizo su primera grabación?... a los 5 años. Conmigo graban ocho hijos, todos ya reconocidos como músicos y buenos elementos; así que yo le agradezco mucho a la música.
Los primeros trabajos que hago en música parrandera, es cuando la fábrica me llama para que acompañe a Gildardo Montoya; allí también estaba Manuel Suescún, muy querido el negro por cierto, y nosotros le decimos por cariño 'el Obispo del         Choco'.

Más adelante yo acompaño a Rómulo Caicedo, y a los primeros vallenatos que vinieron aquí: Julio Fontalvo y Alfonso Pedrozo; recuerdo que ellos sólo traían acordeón, caja y guacharaca, y fue en Ondina —por iniciativa mía— donde les comenzamos a poner una guitarra que hacía de bajo, pues el trío primitivo de ellos, tenía un sonido muy seco.

Acompañé en grabaciones a Julio Erazo, Noel Petro y Julio de la Ossa.

En la música parrandera he grabado con Joaquín Bedoya, con quien he cantado a dueto; con Agustín Bedoya que es un buen puntero, pero al cual no le gusta puntiar sus grabaciones; con Darío Gómez y con muchos otros.

La historia con Darío Gómez es la siguiente: Darío trabajaba en una fábrica, y habíamos grabao un disquito para el sello Co­lombia, un disco parrandero que fue lo primero que hizo Darío; entonces me decía:

—Ricardo, yo quiero que usté vaya a mi casa, yo le pago; ayúdeme hacer algo y yo le pago, pa' ver si hacemos unas graba­ciones más adelante.

Un día yo le comenté:

—Darío, el próximo sábado voy para tu casa.

Fui con otro guitarrero y nos quedamos de 8 de la noche a 5 de la mañana, haciendo el cassette; éste se llevó a Codiscos, pues él tenía muchas ganas de salir adelante; a los dos días me dijo:

—Ricardo, ya todo está arreglao, prepárese y vengase por­que vamos a grabar dos long plays.

Yo me fui y ese día estábamos en la sala los auténticos LE­GENDARIOS: Jesús Vanegas, Gabriel Gil, Evelio Marín, Pedro Nel Isaza, Arcesio Salazar y Ricardo González; y así empezaron sus grabaciones. En su casa disquera Dago, a Darío Gómez yo le he acompañado al DUETO REVELACIÓN, DUETO BURITICA, Rodolfo Aicardi y muchos otros.

A mí me dicen 'el árabe', porque yo antes tuve muchas or­questas, y en Bogotá hice televisión en 1967 con el grupo LOS X, de Medellín; entonces yo a los muchachos les hice usar un turbante —cosas de la juventud—, para impactar, y desde eso me dejaron 'el árabe'.

Entre los mejores punteros de la música parrandera están los Bedoya, pero ellos no tocan una guitarra normal, ellos utilizan un temple de lira; otros punteros muy buenos son: Leonel Ospina que es mundial, Manuel Suescún, y hay algunos otros.

A mí me tocó hacer música con Don Félix Ramírez, el de LOS TROVADORES DEL RECUERDO, grabamos música parrandera y música fría. Don Félix era una 'personota', y siem­pre se le veía de saco y sombrero; muy querido, muy creativo, muy bohemio y muy buena gente; lo acompañé sobre todo cuan­do grabó con la señora Eva Arbeláez; tuvieron éxitos como EL AVENTURERO y recuerdo que también grabé con él LA VUELTA A COLOMBIA, incluso la sirena que suena ahí, la hago yo con una peinilla y un papel; ese señor era tremendo, se quedó para el recuerdo y es una voz para la historia.

El primer vallenato que yo escuché, fue el interpretado por Guillermo Buitrago, y para mí es lo máximo; es una voz inimitable y pasarán siglos y esa voz estará ahí; seguramente que Buitrago y también Julio Bovea, influyeron en nuestro modo de tocar.

Cuando yo me inicié en la música parrandera, todavía esta­ba el difunto Antonio Posada, no grabé con él, pero lo conocí en la sala de grabación. LOS TUMAQUEÑOS eran muy buenos; como también lo eran LOS TROVADORES DE BARÚ.

Conocí a Vega del Río y tuve el gusto de interpretar muchos temas suyos. He sido puntero de LOS RELICARIOS en casi todos sus temas, en música fría o caliente, y con ellos guardo una relación muy bonita; le he puntiao a LOS PAMPEROS, a Rómulo Caicedo y a Rodolfo con nuestro conjunto LOS LÍRICOS.

Antiguamente yo me presentaba mucho en escenarios, aho­ra lo que hago es trabajar para las disqueras pero en realidad yo no pertenezco a todos esos grupos que acompaño; cuando es en público, ya sólo toco para los amigos.

LOS LÍRICOS es un grupo mío, donde han partícipao Pe­dro Nel Isaza y los hijos míos; nosotros ahí tenemos una especie de semillero de punteros, y con este grupo acompañamos a: Rodolfo, LOS PAMPEROS, Julio Jaramillo, Olimpo Cárdenas y muchos más.

Lo de 'Compa Langus' es así: yo estaba grabando en Victo­ria, y me dice John Mario Londoño, que en ese tiempo era quien manejaba las perillas y que después fue bajista de LOS CORRALEROS DE MAJAGUAL.

—Ricardo, cuando termines este número, salí a la sala que hay un señor que te está esperando.

El señor era de sombrero y como necesitaba hablar conmi­go, me invitó a almorzar.

—Vea, es que yo necesito hacer un disquito de unas 45 re­soluciones, o lo hacemos de 98 por hora; ¿cuánto valerá eso?, porque yo soy el feje de la'ción comunal de mi pueblo; pero como semos dos José Marías, el primo de yo, y yo, antoes yo quiero destinguime del otro; y pa' yo destinguime del otro antoes yo quiero que usté me grabe el disquito de 45 resoluciones, y que diga José María Langus, pa' yo pódeme destinguir del primo que también es jefe de la'ción comunal.

Esa misma semana, salía yo de grabar con LOS PAMPEROS, como a las 5 de la tarde, y me dice Don Otoniel Cardona - el dueño de Victoria:

— (Remendando a Don Otoniel) Ricardo, usté que anda por todos esos pueblos, ¿no conoce algún campesino, que cante como campesino y que tenga letras raras y fuera de lo común?

—Vea Don Oto, yo le hago esas letras y yo se las canto.

Al otro día le dije:

—Vea Don Oto, ya tengo la primera letra, pero necesito dos guitarras que me acompañen; entonces grabamos esta primera:

En de que te fuites
y de que me dejates
yo noto por la hora
de inos a rejuntar....

Eso se hizo muy famoso, y al respaldo le montamos LA MU­JER MÍA DEL OTRO; y Don Oto apenas me decía:

— ¿LA MUJER MÍA DEL OTRO?, eso es un desastre hombe Ricardo.

Y 'El Compa Langus' fue muy conocido en todo el país, precisamente a causa de esas letras: POBRE DE MÍ, ME VINE DEL JILO, NO SOY PENDEJO y muchas otras; este personaje de alpargatas y remiendos, ya se ha presentado ante la colonia latina de los Estados Unidos; yo he visitado además Chile, Perú, Ecuador y ahora tengo propuestas para hacer algún trabajo en Méjico, pues a ellos les gusta mucho como nosotros tocamos la cumbia y la ranchera criolla.

Mis composiciones pueden ser unas 700 canciones graba­das; y usté me hace acordar de un tipo que me decía:

—En mi casa todos somos componedores; mi mamá era componedora y ya murió, pero dejó unas 4.000 componeduras hechas; mi papá también fue componedor, y yo soy componedor y vengo pa' que usté me escuche.

Eso no, un día llegó un tipo para que le escuchara 'unas cancioncitas' a ver á se las grababan; entonces le pregunté cuán­tas eran, y me dice:

—800.

—Bueno, cántate alguna.

Hay viene el tigre y acaba de llegar
hay viene el tigre pero ya se va....

—Entonces mostrame la segunda:

Hay viene el león y acaba de llegar
hay viene el león pero ya se va....

Y la tercera era:

Hay viene el sapo y acaba de llegar
hay viene el sapo pero ya se va....

Hasta que le dije:

—No hermano, las canciones están buenas, pero usté no cambia sino de animal; mejor dicho, usté no tiene canciones sino un zoológico.

—No ve, ese es el monopoleo que existe en la farándula; pero yo también tengo un bambuco.
-— ¡Ah!, ¿también canta y compone bambucos?, entonces cántelo pues a ver.

—Dice así.

Estas son las hormiguitas
Que van para sus cuevitas
llevando en sus espalditas unas hojitas
Para con ellas cubrir sus lucidos huesecitos....

— ¿Cómo le parece ese bambuco?

—Hombe, muy bueno, pero a mí me parece que las hormi­gas no tienen huesos.

—Si ve, ese es el monopolio que tiene la farándula artistada; como la obra no es suya, las hormigas no tienen güesos, pero si la obra fuera suya, seguro que tenían unos calambombos así de gran­des las hijueputas.

Las empresas disqueras tienen unas tarifas y por medio de ellas le pagan a sus músicos; claro que a uno le da tristeza, el ver los valores musicales que tiene este país y están completamente perdidos; hay mucha gente que quiere llegar al disco y nunca pue­de; yo he entrado mucha gente a la grabación, pero eso no es suficiente; yo he acompañado al Charrito Negro, Luis Alberto Posada y Darío Gómez pero la gente ignora la dificultad y el sufri­miento que pasaron estos tipos para poder surgir.

Canciones mías las han cantado El Caballero Gaucho, Luis Alberto Posada, Rómulo Caicedo y muchos más; eso sí, yo le pongo letra a todo; fíjese que una vez le puse letra y música a una boleta'e prendería; Gabriel Raymon me canta un pasillo que lla­ma DILEMA, que fue de mucho éxito; y otro reconocido internacionalmente fue TUMBA SIN DOLIENTE, por MERCHÁN Y GONZÁLEZ; y ORO MALDITO fue un éxito tremendo en la versión de LOS BARQUEROS.

Hace más de 30 años yo tenía una agrupación que se llama­ba BRISAS DEL CARIBE; actuábamos en El Bosque —que ahora se llama Jardín Botánico—y en ese tiempo no había guita­rras eléctricas todavía; entonces nosotros cogimos unas tablas, las decoramos, las encordamos, las afinamos y les pusimos un microfonito; ese día alternamos con la gran orquesta de Edmundo Arias, que era como de 18 elementos; Edmundo precisamente era bajista, pero esos bajos antiguos poco se oían en una presen­tación; cuando el maestro escuchó nuestro bajo 'hechizo', se arri­mó al conjunto y me dice:
—Oiga hombe, ¿eso qué es?; ¿eso que suena y hace el bajo?

—Maestro, eso es un bajo.

—Y ¿a dónde se consiguieron eso?

—Eso lo hicimos nosotros.

—¡No joda!, ¿cuánto vale eso, hombe?, véndamen esa cosa.

Y se quedó completamente aterrado.

Yo grabé muchos temas con Don Jesús Vanegas; él era un hombre moreno, alto, muy buen bajista y me decía:

—Ricardo, yo llevo grabando 40 años y he grabado mucho; pero eso que yo he hecho, usté lo ha triplicado, pues usté se mantiene grabando.

Don Luis Eduardo Gutiérrez es un hombre muy querido y lo mismo su hermano —Antonio— que ya falleció; y como músi­co.... ¡ extraordinario!, pues toca muchos instrumentos; él hace con su esposa el dueto LAS AMERICAS, y me tocó grabar con ellos en Sonolux.

Con Alejandro Sarrazola grabé bastante, incluso con él hago un dueto que se llama LOS BARQUEROS; además con él tam­bién hice mucha música parrandera: LAS TRABAJOSAS, LA FÓRMULA y muchas; ese hombre tocaba la guacharaca y tenía muy buen ambiente para la música picaresca.... tenía su estilo.

Jaira Gómez, fue lo máximo que hubo en bongoceros aquí, en todos los tiempos; ha sido una institución en el bongó y los cueros.

A mis amigos les digo que son compositores, pero que yo soy componedor.

Vea, sinceramente esto está lleno de punteros buenos, lo que pasa es que yo soy el más conocido, y yo creo que en la empresa saben de toda esa mano'e barrigones que yo tengo que alimentar en mi casa, y por eso me contratan; así que punteros buenos aquí hay muchos.

Yo grabé en la Voz de Medellín y la Voz de Antioquia cuando aquello se hacía con acetatos; si se equivocaba uno, se daña­ba el acetato; y esa gente apenas decía:

—Usté va acabar con la empresa hombe Ricardo.

Yo siempre tuve mis orquestas propias: LOS X, LOS Z6, BRISAS DEL CARIBE, LOS MODULADOS.... claro que ma­nejar toda esa clase de genios, es difícil y delicado.

A mí toda la música me gusta.... hasta la música clásica; es una delicia escuchar un Pavarotti, un Plácido Domingo o muchos otros; claro que yo poco escucho música, pues vivo muy satura­do de ésta, y antes me toca estar en otros oficios.

En un futuro quisiera dirigir la sala de grabación de Gabriel Raymon, pues pienso traer a grabar muchos artistas conocidos míos y muy buenos, pues yo surto muchas salas de grabación con los músicos que yo les mando.

En mi tierra —Guática—, se celebra la Feria de la Cebolla, y yo les he llevado a: LOS GRADUADOS, LOS HISPANOS, LOS RELICARIOS, LOS ALEGRES PARRANDEROS y mu­chísimos más; allá se hace también un concurso de músicos de la región; yo los escucho, discos Victoria me apoya, y entonces a muchos los traigo a grabar. Yo sé que en mi pueblo me quieren bastante, y yo gozo cuando con ellos me como una chunchurria frita o un hogao con cebolla; allá la gente es muy querida y visitar­los es una delicia.

La música es tan bella, que llega a todos los estratos.

El conjunto de LOS VTEJITOS VERDES, estaba confor­mado por: Manuel Suescún, Darío Gómez, Ricardo González y otros.

MERCHÁN Y GONZÁLEZ fue un dueto que hice con un señor que es de Girardot, vive en Bogotá y se llama Eudoro Merchán; grabamos para Victoria y fue un gran dueto 'carrilerudo'; el más grande éxito de este dueto sigue siendo TUMBA SIN DOLIENTE.

LOS GOROBETOS DEL JILO, era un dueto que tenía­mos, un muchacho Antonio, ya fallecido.... Antonio Patino y yo, y hacíamos música parrandera.

Darío Gómez tiene un estilo muy parecido —en la música parrandera— a Gildardo Montoya, pero yo no creo que lo imite, pues así es su estilo.

Miguel Montoya—'el Ratón'—, es una gran persona y gran 'componedor'.
Aquí no es como en Méjico, donde el compositor está en primera línea; aquí el compositor está muy rebajado.

La música es mi vida, yo no hago más nada.

En cierta oportunidad en Trujillo (Valle), un señor nos pidió que tocáramos muchísimas veces la canción, TUMBA SIN DO­LIENTE, pues su esposa había fallecido hacía unos meses; noso­tros trabajamos con él hasta las 12 de la noche; y al otro día, cuando nos regresábamos, nos contaron que el señor se había pegado un tiro a la 1 de la mañana; TUMBA SIN DOLIENTE es autoría de Eudoro Merchán y arreglo mío.

Yo recuerdo a todos los artistas".

2 comentarios:

  1. Que buena entrevista, conozco personalmente al maestro Ricardo Gonzalez, a su hija janeth, y a varios, entre ellos a JJ que creo que falleció; sobre el maestro se podría escribir un libro novelezco, pues tiene mucha historia, hay quien dice que nació en la vereda paraíso de Guática Risaralda y dejó muchas historias en el pueblito. un Abrazo.

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    1. Que gran historia, soy de guatica y no la conocia. Mis respetos y admiración.

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